Ernesto EslavaTodos estamos obligados a ver la mini Serie Adolescencia en Netflix, son cuatro episodios que en total duran poco más de cuatro horas que cimbra a cualquiera, tenga o no tenga hijos, pues nos advierte de una realidad tan cercana a todos que está amenazando la salud mental y los roles sociales de los más jóvenes. Desde la estremecedora premisa, la película cuestiona las causas y motivaciones que llevan a un niño a quitarle la vida a una niña.
Adolescencia es la historia de Jamie Miller, interpretado magistralmente por Owen Cooper, un jóven británico que es arrestado y procesado por haber atacado con un cuchillo y quitado la vida a Katie Leonard, una de sus compañeras de escuela. Bajo la perspectiva del padre Eddie Miller, interpretado por Stephen Graham, del policía Si Luke Bascombe, interpretado por Ashley Walters, y de la psicóloga Briony Ariston, interpretada por Erin Doherty, la historia será contada y profundizaremos en las motivaciones de cada objetivo en la investigación del estremecedor caso.
Cinco de cinco estrellas, en verdad que no pierdan oportunidad de ver la serie con la suficiente atención y de contrastarla con nuestra realidad saturada de estímulos, de presiones de los modelos idealistas en redes sociales, de los roles sociales en las nuevas generaciones, sus modelos de comunicación y de la violencia machista.
No minimicemos el hecho de que las nuevas generaciones enfrentan más complicaciones sociales, entre una vida digital con códigos que impactan la vida real, la inmediatez en la se reacciona, en la que se esperan resultados y en la que se vive; así como el aislamiento y las complicaciones para pedir ayuda; todo en el marco de la inmadurez natural de la edad.
En la historia se aborda la frustración de un niño por incumplir con las expectativas sociales y los roles de género, que con un inadecuado manejo del rechazo puede terminar en un crimen de odio hacia la mujer.
En la serie, los adultos se aprecian distantes de la realidad y ajenos al lenguaje de los jóvenes, hay una brecha generacional que les impide dimensionar que la presión social actual es más compleja y con más factores que la que vivimos en el 2000, o antes. Creo que eso nos pasa a muchos, pues los códigos cambian con brechas más cortas y de manera más drástica. Y todos estos personajes adultos terminan con la misma interrogante sobre ¿cómo fallaron?
Técnicamente la historia creada por Graham y dirigida por Philip Barantini es una gozada. Muy al estilo teatro, cada episodio está producido con un plano secuencia que obliga a todos los actores y equipo de producción a estar involucrados para proyectar una cohesión inmersiva. Siempre te sientes parte del problema, se vive y respira la tensión y el problema. Se nota que algunos episodios se rodó hasta 16 veces como el cuarto. Cada uno con complicaciones diferentes, pues mientras en el segundo vemos una secuencia en el que la cámara pasó de manos, por grúa, por dron para lograr una secuencia en tiempo real de lo que ocurre en la investigación en la escuela; en el episodio tres, la secuencia de la evaluación psicológica es una clase de actuación entre el jóven Owen y Erin Doherty.
Hay muchas razones para ver y revisitar Adolescencia de Netflix, ya sea por su técnica cinematpgráfica o por su guion bien escrito, pero lo verdaderamente poderoso es la cercanía que tiene la serie con nuestra sociedad, por lo que si tienen a jóvenes en la familia es una buena oportunidad para reparar y contrastar.