Ernesto EslavaBella por dentro y por fuera, es la imperdible Robot Salvaje. Dreamworks se lució y remontó con la película protagonizada por un robot que se relaciona con la flora y fauna de una isla agreste. Visualmente te enamoran los matices, las texturas, los colores, la diversidad de técnicas que se mezclan con una colorida y entrañable armonía. Gran trabajo del director y guionista Chris Sanders, que ha trabajado en Lilo y Stich, en Cómo entrenar a tu dragón a los Croods; probablemente de ahí viene el foco tan fuerte de centrarse en la familia.
Robot Salvaje es la historia de un futuro distópico en el que Roz, un robot asistente cae en una isla donde solo hay animales salvajes. Al estar programado para ayudar, se toma el tiempo para aprender comunicarse con ellos y así atender instrucciones. Por accidente, acaba con la vida de unos gansos y solo sobrevive un huevo, a quien el robot siente empatía para cuidar hasta su nacimiento, lo nombra Brillo y juntos formarán una nueva familia que luchará contra prejuicios y forjará sus propios sueños.
Cinco de cinco estrellas, la película es muy emotiva, fuerte y vibrante. La triología de cuentos infantiles escritos por Peter Brown prometen otras entregas de las aventuras de Roz y Brillo, pues la adaptación que está en cines es conmovedora y entrañable. Es fácil conectar por la simpleza de abordar y profundizar en temas delicados y cotidianos como la vida, la muerte, la familia, la aceptación, la disciplina, la aceptación y la auto percepción del ser.
A Robot Salvaje hay que verla en la pantalla más grande que encontremos, pues el detalle en las texturas y la mezcla de colores nos brinda una postal en constante movimiento. Es similar a lo que Dremaorks había presentado en Gato con Botas, pero en Robot Salvaje se nota que en la técnica de animación cambia de acuerdo a los sentimientos de la escena. Es muy vibrante el color y la textura en las escenas de alegría y esperanza en contraste a el rayado y bicolor de los momentos del enfrentamiento casi en el climax.
La música es bella, está ensamblada correctamente como un acompañamiento a los momentos que nunca pierden ritmo. La historia avanza rápido y no permite pausas, a pesar de ser una historia fácil, ágil y predecible; es posible que la velocidad con la que nos narran los retos y obstáculos es lo que nos demande el 100% de la atención.
Insisto, es tan bella por fuera como por dentro. Dreamworks tiene a un clásico inmediato entre sus filas y probablemente un Óscar de animación.