Me siento un poco culpable del fracaso en taquilla de la magnífica película biográfica de Robbie Williams, Better Man del director Michael Gracey, experto en proyectos musicales. Aquí los diálogos no son cantados, la película usa los éxitos de Williams como un refuerzo de los sentimientos mientras se desenvuelven montajes espectaculares protagonizados atinadamente por un chimpancé, que es la representación de Robbie que genuinamente busca su mejor versión.
Better Man es el constante esfuerzo y búsqueda de Robie Williams por cumplir su sueño de conquistar el escenario, como lo presumía su ausente padre Peter Williams. La película nos narra dos décadas de su vida en la que atraviesa el camino al éxito, iniciando con el rechazo social, con su integración a la banda musical Take That, su expulsión y descubrirse como un artista sensible e incomprendido que logró éxitos plasmando letras genuinas y emotivas. En esa incomprensión, cayendo en todo tipo de excesos, despropósitos y enfrentar la pérdida hasta lograr conciliarse con su padre en su famoso concierto en el Royal Albert Hall en el 2001.
Cuatro estrellas de cinco, Better Man es la biografía musical más auténtica y honesta que se encontrarán. La decisión de sustituir a Robbie Wiliams con un chimpancé fue la mejor opción que ayuda a una experiencia visual inquietante enriquecida con las coreografías, la fotografía y las secuencias imperdibles como el montaje en Regent Street, de la canción Rock DJ.
Literalmente es una crónica con muchas libertades, que cronológicamente tienen su propia interpretación amén de que los sentimientos se trasmitan de manera eficiente. Y en verdad que si se logra.
Hay dos ingredientes que combinados dieron un gran resultado, la experiencia de 14 años de WETA DIgital por la animación de chimpancés en la franquicia del Planeta de los Simios desde 2011; sumado a las habilidades de Michael Gracey que en 2017 nos trajo el Gran Showman con Hugh Jackman interpretando al cirquero PT Barnum, y en 2019 a Rocketman, la biografía de Elton John, interpretado por Taron Egerton.
El propio Michael Gracey se sumó al equipo de guionistas co Simon Gleeson y Oliver Cole quienes ponen atención en el gran amor de Robbie con su abuela, acentuado con la canción Angels y la gran energía de My Way de Frank Sinatra. Si bien, dos décadas resumidas en dos hora con 15 es muy atender todo superficialmente, pero la historia repara en la pérdida, en la búsqueda de si mismo y las motivaciones; y se concentra en el llamado coloquialmente el Síndrome del Impostor, que es la ideación de insuficiencia y frustración cada que aparece una proyección de él que lo cuestiona y lo ataca, una idea de sí mismo con la que lidió Robbie y que lo llevó a llegar a los excesos como refugio y en momentos como un mecanismo de autodestrucción.
Better Man tiene muchas lecturas y vale la pena verla y disfrutar de los montajes, que si bien es un musical, las canciones solo son un gran recurso para aterrizar sentimientos.