La sustancia, una asquerosa crítica a las exigencias de belleza. Lo que tenemos que dejar en claro que esta película habla de la juvetud pero no de rejuvenecer, realmente se trata de la maternidad. Mediante el terror nos hace reflexionar sobre las ridículas exigencias de belleza que reinan y se han establecido por siempre en los medios de comunicación y en la moda; y de la carencia de salud mental en quienes se rigen solo por la apariencia.
Demi Moore entrega una gran actuación al interpretar a Elisabeth, una conductora de televisión que es despedida justo el día que cumple 50 años. Por accidente descubre que la causa del fin de su carrera es su edad y la necesidad de la televisora por renovar su espacio con alguien más joven. La depresión la lleva a aceptar inyectarse una sustancia que la haría gestar a una versión mejorada y más joven que ella llamada Sue, interretada por Margaret Qualley. Prácticamente Elisabeth tendrá una hija Sue con quien compartirá su esencia, genes y energía pero cada una actuará de acuerdoa lo que le convengan a sus pensamientos y ambiciones. La sustancia está condicionada a que ambas deben encontrar un equiibrio para que su esencia pueda cohabitar ambos cuerpos, pero sus ambiciones las harán debatirse sobre el tiempo en vida y sus sacrificios.
Dos estrellas y media de cinco; por favor no se dejen engañar. La premisa es interesante, la historia es inteligente, las actuaciones son convincentes, fuertes y profundas; Los Ángeles, California luce espectacular, las escenografías logran un ambiente que funge como un personaje más y los efectos especiales hasta la mitad de la película lucen convincentes.
El problema es el guion no logra consistencia por más de 80 minutos. A la directora y guionista Coralie Fargeat le hizo falta apoyo para pulir y cerrar la historia con el mismo tono, ritmo y consistencia que mostró la premisa.
El final es desastroso, es anticlimático. La trama inicia en suspenso, transita por el drama, el horror físico, la fotografía es fuerte y hasta sensorial con un ritmo creativo en su edición; y termina siendo un chiste gore con chorros de sangre y una botarga más falsa que cualquiera de la generación de los 80.
Reconozco que es fácil malinterpretar que La Sustancia se trata de rejuvenecer, cuando claramente las instrucciones que recibe Elisabeth hablan de que ella «es la matriz» y que incluso todo es una «experiencia» y que puede «suspender». Todo hace referencia a la maternidad, a un embarazo y a encontrar un propósito.
Como película de terror sensorial, es excelente. Si pasamos por alto las inconsistencias en el guion, cada escena nos hace retorcernos en la butaca y si se puede disfrutar como experiencia.
La recomendación es que salgas de la sala de cine en el momento en el que consideres que el mensaje crítico a la moda y juventud ya fue expuesto; pues cada escena es tan repetitiva y vaga que el final no lleva a ninguna parte y carece de sentido lógico.
La Sustancia no se ganará ningún premio, pero tal vez un par de nominaciones por mejor historia original y mejor actriz para Demi Moore, pero tal vez porque el personaje acaba en una caricatura que echa por la borda lo construido durante la primea mitad de la historia.