Confirmada la segunda y tercera temporada de Avatar, la leyenda de Aang en Netflix, es importante destacar que la tercera reinterpretación de la caricatura producida por Nickelodeon entre 2005 y 2008 ha logrado muy buena aceptación al mezclar la mitología asiática, con las concepciones básicas de los cuatro elementos de la física clásica así como la búsqueda del equilibrio en todos los sentidos.
La leyenda que produce Netflix es una reinterpretación del primer libro, o primera temporada que produjo Nickelodeon en 2005, 20 capítulos de caricatura convertidos en ocho episodios en el que conoceremos los inicios de Aang, interpretado por Gordon Cornier, como un amateur Avatar, una personaje mitológico que es descongelado y está destinado a lograr el equilibrio entre los pueblos del aire, agua y tierra con el del fuego que ha buscado dominar el planeta mediante la violencia y la guerra. Mientras Aang conoce sus habilidades, fortalecerá sus lazos de amistad y profundizará sobre el mundo espiritual y el legado de otros guerreros Avatar que tuvieron la misma misión de encontrar el equilibrio.
Evaluando a la serie de Netflix sin referencia a otra producción, la primera temporada logra tres estrellas de cinco. Hay corazón en el guion y buenas intenciones en el diseño de producción, aunque hay debilidades propias de las series para canales de televisión infantil que podrían decepcionar a los fanáticos más longevos de la serie.
En esencia sí se respeta lo planteado por Aaron Ehaasz, escritor principal de la serie animada del 2005 al 2009, pero a diferencia de lo hecho por Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko, ahora Albert Kim dirigió un proyecto un poco más adulto, con mejores valores de producción en los que lo primero que se sacrificó fue el humor infantil y los juegos, proponiendo situaciones más inclusivas y reflexivas por los guionistas Grodon Cornier, Kiawentiio e Ian Ousley.
De los ocho episodios, los mejores producidos son el primero y el octavo, en el que hay emplazamientos de cámara interesantes, animaciones convincentes y efectos bien integrados; en el resto de los episodios de notan las carencias, lucen las pantallas verdes y la distancia que hay entre los protagonistas y su entorno, con una endeble integración que puede expulsar a cualquiera de la experiencia del Avatar.
Ejemplos de las fallas, son algunas escenografías planas, la falta de extras como guerreros, incluso la pulcritud del vestuario previo y después de las batallas, que hace inverosímil que hayan estado en riesgo de vida.
A lo que hay que poner atención es a los diálogos. Al tratarse de una serie con inspiración asiática, hay valores importantes que enfatizan la salud mental como prioridad en los procesos del autodescubrimiento, como la meditación, el valor de la soledad, de escuchar a los mayores, de preguntar y del acompañamiento; incluso de los procesos de enfrentar y reflexionar sobre la culpa.
SI somos exigentes, a todos los actores le hace falta mejorar en la carga dramática, les falta actuar. Pero si consideramos que es una serie infantil para Nickelodeon, está en el tono para series televisivas de los 90, como para Disney Channel, de ahí tal vez la confusión por su público meta.