Me queda claro que técnicamente, tanto en actuación como en fotografía, Sonidos de Libertad es muy buena película con grandes valores de producción. Es contundente, es clara, es eficiente y también es un cliché como una película de acción con corte policíaco en el que tenemos un héroe que rescatará a un grupo de niños explotados sexualmente por un cártel colombiano.
Basada en hechos reales, en Sonidos de Libertad conoceremos al agente Tim Ballard, interpretado por Jim Caviezel, que está comprometido con hacer justicia en los casos de explotación infantil. En una misión en Tijuana rescata a Miguel, interpretado por Lucas Ávila, quien le cuenta su tormentosa historia y le pide que rescate a su hermana Rocío, interpretada por Cristal Aparicio, ambos secuestrados en Honduras y llevados a Cartagena en Colombia en una organización trasnacional. Ballard se compromete y emprende una misión de rescate a la selva colombiana donde la única autoridad es El Alacrán, interpretado por Gerardo Taracena, líder de un grupo paramilitar que encabeza una organización criminal que compra a niños.
Aunque sí se dice pero no se destaca, en la historia sí queda claro que la heroica figura de Estados Unidos funciona para hacer justicia en el tráfico de personas; pero también se hace una ligera referencia que el mercado norteamericano es el que consume y que su economía mantiene y solventa el tráfico y explotación de niños. En la trama escrita por Rod Barr y Alejandro Monteverde, todo se paga en dólares, los abusadores son norteamericanos viajando y haciendo acuerdos, son los villanos de cuello blanco, ya que los villanos violentos son los mexicanos y los colombianos.
En la trama se cae en el cliché de cualquier película de acción. Las motivaciones de Ballard son la justicia norteamericana, Dios y su esposa, un perfil que luce adoctrinador que resalta con el sonido de coros eclesiásticos infantiles emulando a cantos gregorianos cada que el agente Ballard decide o toma acción para rescatar a niños secuestrados.
Por momentos, el ritmo es torpe, tanto en la actuación como en la edición, donde se aprecia que hay talento pero falta experiencia en la dirección de Monteverde. Pero se debe destacar los valores de producción, la riqueza en las tomas, locaciones, la diversidad de lugares y momentos que se muestran. Incluso los efectos especiales están orgánicamente aplicados y son bien aprovechados. La fotografía siempre busca una propuesta artística y lo sentirán en muchas escenas sentimentales.
Las actuaciones tanto de Lucas Ávila como Cristal Aparicio son impresionantes y logran retratar las emociones de descuido y vulnerabilidad que ambos hermanos tienen al ser secuestrados en Honduras. Es lo más estremecedor de la película.
El guion muy bien logrado, la actuación promedio, grandes valores de producción y una buena dirección hacen que Sonidos de Liberad sea una buena película. Pero hay que tener en cuenta a quien ayudamos cuando apoyamos a esta película. Aquí produce Eduardo Verástegui, un provida, un simpatizante y promotor de Donald Trump, a un acosador de mujeres, a un empresario acusado de tratar de cometer fraude en las elecciones de Estados Unidos, a quien separó familias y promovió encerrar a niños en rejas en centros de detención. Tengamos cuidado a quien apoyamos, porque puede ser un gran tema y hay una necesidad de exigir que se haga justicia, pero apoyar esta película es apoyar a alguien que está en contra de los derechos humanos.