Buena Suerte Leo Grande es una gran película por donde se le vea. Es una historia que nos habla del autoconocimiento, de la autoexploración, de las pasiones y las emociones, de cuestionarse lo que uno considera verdad a cierta edad y poder poner a la vida a juicio desde la experiencia que nos dan los años. Buena Suerte Leo Grande exige madurez de su público, pide apertura para abordar los tabús y de reconocernos como adultos.
La jubilada profesora de educación religiosa y viuda Nancy Stroles, interpretada por Emma Thompson, decide contratar a al joven y atractivo sexoservidor londinense Leo Grande, interpretado por Daryl McCormack. Leo será el segundo hombre con quien tenga intimidad en su vida, pero el primero que le hará hacer un viaje de reflexiones sobre sus ideas, costumbres, tabús y su cuerpo. En cuatro actos, conoceremos los motivos que ambos tienen, lo que los termina conectando creando una intensa e inmersiva historia que nos invita a reflexionar sobre nuestras ideas y motivaciones.
El guion es delicioso, es denso, intenso y rico. El trabajo de la escritora Katy Brand luce con la experiencia de los dos protagonistas: Emma y Daryl, grandes actuaciones que ejecutan excelentes y robustos diálogos que fluyen en una sola habitación de hotel. Una deliciosa coreografía dirigida por Sophie Hyde que supo darle el ritmo y la pasión a esta película que debió de estrenarse en las salas de cine.
La experiencia y la trayectoria de la actriz británica Emma Thompson lucen y soportan la trama, pero la calidad que muestra el irlandés Daryl McCormak acompaña la trama, es un buen cómplice en la historia, le da elegancia, porte y sofisticación a un tema difícil de abordar. Seguramente seguiremos escuchando de él.
Buena Suerte Leo Grande se debe disfrutar con la madurez necesaria de reconocer que la vida intima de los adultos mayores es un tema cotidiano, incomprendido y restringido por los prejuicios sociales. En la trama se ponen en debate diferentes temas, como de la regulación de los trabajos sexuales hacia personas con diferentes condiciones físicas, entre las dificultades de la edad madura y las discapacidades motrices y mentales.
El tema es difícil, pero el guion lo aterriza con suma destreza en los diálogos y en las emociones. Buena Suerte Leo Grande es el ejemplo de que un buen guion es la base de una gran película que puede lucir con actuaciones bien dirigidas, cámaras bien ubicadas para dar la fotografía indicada y la edición puntual. Es difícil encontrarle pretextos a esta película que, insisto, debió de estar proyectada en las salas de cine.