La gravedad del estrés y ansiedad por lo general es minimizada y las personas afectadas viven con estas afectaciones por meses o años antes de recibir la atención adecuada lo que afecta directamente en lo productivo de un paciente.

“Ambos trastornos son más frecuentes en la mujer, con mayor incidencia entre los 25 y 34 años de edad. Tienen una predisposición familiar y su inicio está relacionado con la presencia de ambientes estresantes”, explicó Ramón Rojo López, director de la Unidad de Medicina Familiar número 39 del Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS en Tecate.

El estrés es una reacción fisiológica que aparece en las personas ante situaciones fuera de lo habitual, llamados estresores, que desencadenan cambios orgánicos y psicológicos, que varían de intensidad y duración dependiendo de factores personales y ambientales.

Llega a desarrollar una repuesta patológica que se manifiesta con síntomas de ansiedad, depresión o conductuales. El estrés puede actuar como un factor de riesgo para el inicio de la mayoría de los trastornos psiquiátricos, así como de algunas afecciones médicas, lo que dificulta su control e incrementa las complicaciones.

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 La ansiedad es una es una anticipación involuntaria que se acompaña de un sentimiento desagradable o de síntomas somáticos de tensión. Se trata de una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y permite a la persona que adopte las medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza.

La solución puede incluir medicamentos y psicoterapia, pero también acciones sociales como la educación para la salud que permitan identificar de manera oportuna y brindar tratamiento adecuado, por lo que exhorta a la población derechohabiente a acercarse a su médico familiar o en su caso a los módulos de PrevenIMSS, comentó el doctor Rojo López.

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