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No es la mejor
2.1Nota Final
Historia
Guion
Ritmo
Actuación
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Es extraño ver que cualquier actor protagonice su propia serie o película biográfica, y ese es el principal atractivo de Ojitos de Huevo, la serie biográfica en Netflix sobre el comediante mexicano Alexis Arroyo en el que se reflexiona sobre la inclusión de las personas de la diversidad funcional, es decir de quienes tienen alguna discapacidad en México.

En Ojitos de Huevo acompañamos a Alexis y a Kike, un par de amigos que se conocieron desde niños. Alexis descubrió que mediante la risa podría encajar en la sociedad y Kike se propone ser su representante artístico. Su viaje a la Ciudad de México, encontrar empleo para un ciego y un paciente con parálisis cerebral, lograr un espacio para vivir, formar lazos de amistad y una red de confianza, hasta lograr conquistar el escenario mediante un improvisado concurso de stand up en un bar de bajo prestigio, son los retos que nos muestra la primera temporada de la serie autobiográfica.

Entre lo positivo, está la frescura que nos da la diversidad de escenarios en la Ciudad de México. Donde hay rasgos de pobreza, de esperanza, de los bares, de los recorridos y las complicaciones que enfrentan las personas con discapacidad. Incluso eso es lo bueno del guion, que tiene una perspectiva vivencial, de problemas rutinarios y reflexiones desde la experiencia. Como resultado, una trama que equilibra la reflexión, la ironía y la comedia física.

El hecho de que los actores sean los escritores y sean los protagonistas de la biografía, es extraño. Lo positivo es que nadie mejor que ellos para interpretar y expresar lo que han vivido y mostrar una perspectiva más rica y consistente de lo que es tener una discapacidad en México. Lo malo, es que esas mismas razones limitan la autocrítica, dimensionar a los personajes y todo queda en una caricatura bidimensional de personas más complejas de lo que vemos en una comedia ligera.

En el guion, Santiago Limón cayó en la trampa de la comedia romántica y termina aterrizando la historia en una trama predecible, con chistes que no dan risa y con clichés amorosos mal logrados y simples. Por ejemplo, de todas las ocasiones en las que el personaje de Alexis se sube al escenario, nunca cuenta un chiste que provoque la risa, nunca nos demuestra su capacidad y calidad como standupero.

Es una serie que se disfruta, es ligera, no demanda más del 20% de la atención, por lo que puedes verla mientras haces otra actividad. Es lo que se conoce como series de compañía. Tal vez eso sea lo lamentable, porque la serie proponía ser crítica, reflexiva y hasta educativa para que la sociedad comprendiera más a la comunidad de la diversidad funcional, y terminó siendo una comedia ligera, con actuaciones inconsistentes, por momentos bien ejecutada, por otros torpe.

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