Cada segundo lunes del mes de febrero, se conmemora el Día Internacional de la Epilepsia, un evento que busca educar a las personas de todo el mundo sobre esta patología neuronal.

Soy padre de un hijo con este trastorno, siendo más específico su nombre es Crisis de Ausencia; por eso me atrevo a escribir sobre el tema. Recuerdo lo duro que fue aceptarlo, en gran parte por el desconocimiento total que tenía sobre las Crisis de Ausencia (un tipo de epilepsia) y el temor que algo le pudiera pasar a mi hijo.

De acuerdo con La Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE), esta es una epilepsia infantil familiar generalizada, no motora, que altera brevemente la función cerebral, debido a la actividad eléctrica anormal en el cerebro. Las convulsiones (crisis de ausencia) son resultado de la hiperactividad cerebral, por lo general, se presenta en niños entre los 4 y 10 años de edad. 

Para que más o menos identifiques si conoces alguien así, una persona que sufre una crisis de ausencia luce con mirada fija a la nada durante unos segundos ( 5 a 10 segundos). Durante la pandemia , mi hijo pudo identificar sus crisis de ausencia y mi esposa y yo lo atendimos con un neurólogo pediatara que logró, con ayuda de un medicamento controlarlo.  

La detección temprana es lo más importante, ya que el primer signo de este trastorno puede ser un deterioro en la capacidad de aprendizaje del niño. Es posible que los profesores o las escuelas te realicen comentarios sobre la incapacidad del infante de prestar atención o sobre que a menudo sueña despierto. La importancia de tener a tu hijo en la escuela que él necesita en comparación a la escuela que tú quieres, puede hacer toda la diferencia.

Por último agradezco a los grandes aliados que ha tenido mi hijo en estos años, sus psicólogas y psicólogos, así como su neurólogo, héroes de bata blanca que lo han ayudado a llevar su trastorno bajo su cuidado. Mi esposa quien me ayudó a quitarme el estigma de lo desconocido y quien jamás ha dudado ni por un segundo en la fuerza de nuestro hijo ni de todas las personas que nos han ayudado en el proceso como los amigos, familia y en los casos en quienes también tienen un hijo con alguno de estos padecimientos. 

En las próximas semanas les estaré platicando temas muy particulares con base en mi experiencia de la Epilepsia, TDAH y otras condiciones que existen en nuestros niños y jóvenes. También para nosotros los maestros, todo esto implica un enorme reto en el proceso de enseñanza aprendizaje. Me encantaría leer sus testimonios en un tema tan importante como la salud mental de todos nuestros niños.

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