Empezaron las precampañas de manera oficial y mediáticamente habrá más cobertura de los precandidatos a la presidencia de la república. Para nadie es sorpresa ni a nadie le genera expectativa porque los contendientes que muy probablemente estarán en la boleta llevan meses o años en el reflector público, burlándose de las leyes electorales que sus partidos aprobaron.
El escritor y columnista Germán Dehesa y el editorialista y conductor Nacho Lozano han insistido que “todos llevamos un priísta dentro” y ambos tienen toda la razón, lo acabamos de ver. Durante la “inscripción” oficial de Andrés Manuel López Obrador por Morena, José Antonio Meade por el PRI y Verde y Ricardo Anaya por el PAN y el PRD, hicieron obvio que han adoptado la dedocracia, la designación unilateral en un entorno de democracia que simula la apertura y la participación ciudadana en una dictadura que sólo se puede atacar desde dentro de los partidos.
“El registro era de 12 a 12:30, no me daba tiempo porque estaba haciendo algo más importante, manifestarme en el Senado”, así se justificó Gerardo Fernández Noroña ante la declinación a participar como precandidato presidencial de Morena.
Morena elaboró reglas para que se admitieran registros de precandidatura en un lapso de 30 minutos, lo equivalente a sólo un discurso de AMLO, una postura que descartaba a otros aspirantes. Aún así, legalmente Andrés Manuel será precandidato y podrá seguir “compitiendo” por la candidatura de manera interna con la exposición mediática y espacios legales pactados. López Obrador se burla de las instituciones, hizo su versión de la “dedocracia”, pero sólo está imitando lo que hizo Meade como único precandidato del Verde y del PRI o Anaya del PAN y del PRD.
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López Obrador, Anaya y Meade al menos se parecen en las formas, la democracia, apertura y participación se ven lejos pues la simulación y la demagogia estarán a su favor para gastar impuestos en viajar y proponer en la república y mantener una campaña por más de 6 meses, cuando legalmente sólo serían 90 días.