Ernesto EslavaStar Wars, los últimos Jedi, es una película imperdible la más larga de toda la saga, la que tiene más violencia, más acción, más luchas, más conflictos psicológicos y más vueltas en la trama, es la más entretenida pero es la que tiene más humor. En el octavo episodio luce un nuevo factor que posiblemente sea el tono de las próximas películas: los chistes de situación.
El octavo episodio le apuesta a las nuevas generaciones, en escena lo dejan en claro, buscan romper con la tradición de los Skywalker y darle paso a nuevos protagonistas. Se aprovecharon los momentos para despedir a algunos personajes y para dar la esperanza de crecer la historia y el universo.
Como cualquier película, tiene sus detalles de continuidad y problemas de vestuario, pero para dos horas y media de historia con sustento se puede apreciar que el trabajo está hecho, la historia cumple y funciona.
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Lo que si extraño un poco es la política que se abordaba en las primeras 6 entregas, pues ahora todo se ha concentrado en la acción y en la filosofía o convicción de los personajes y el entorno ha dejado de jugar un papel protagónico. Vaya, la película se llama La Guerra de las Galaxias y no vemos la esencia de visión de gobierno como lo podremos recordar en otras entregas.
Tal vez son muchos personajes incidentales, pero todos funcionan bastante bien, algunos sólo fueron integrados para ser chistosos y darle juego en escenas bien estructuradas. Aunque sí llega el momento en el que el humor satura la historia.
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Los últimos Jedi deja preguntas abiertas, algunas que viene arrastrando desde episodio 7 y otras nuevas que se irán conectando conforme recuerdes la historia en los otros episodios.