El actual gobierno tiene ya mucho tiempo hablando de una reforma electoral, pero ¿a qué se refiere? Una reforma electoral en pocas palabras son cambios a las leyes para determinar todo lo relacionado con las elecciones, por ejemplo: requisitos para las candidaturas, duración en los cargos, regulación de los partidos políticos, entre muchos otros.
Y claro que se necesita una reforma electoral, pero poco a poco vayamos analizando cada punto que han comentado en sus discursos de lo que pretenden modificar; empecemos con el fraude electoral. Un fraude electoral es intervenir de manera ilícita para modificar los resultados reales de una elección, cuando se modifica lo que las personas de verdad quieren elegir, y eso lo cometen los mismos partidos políticos.
Lo cometen cuando se aprovechan de la necesidad de las personas condicionando su voto o asegurándolo con los apoyos sociales. Y no nos van a venir a decir que no es así, porque son múltiples las ocasiones en las que hemos visto el miedo de las personas en firmar una iniciativa o para alguna candidatura independiente porque se les amenaza explícitamente con retirar sus apoyos.
Lo cometen en sus campañas, cuando reciben dinero ilícito, cuando gastan más de lo que permite la ley, cuando se concentran en sólo generar guerra sucia y hasta le inventan cosas a sus contrincantes, cuando concentran el discurso en promesas vacías y sin rumbo en vez de propuestas reales.
Lo cometen el día de las elecciones, con sus movilizaciones masivas, comprando votos, incentivando miedo en las personas en salir a votar destruyendo casillas y secuestrando o matando candidatos.
Lo cometen cuando no permiten que participemos sin ellos, porque no quieren ver la mínima competencia, haciendo que las candidaturas independientes sean lo más difícil posible.
Eso es modificar la decisión real de las personas, así que en vez de estar dice y dice que urge la reforma electoral para modificar a nuestros organismos como el INE, mejor primero véanse en un espejo, porque a los que se necesita modificar son a los partidos políticos. Que no se aprovechen del dolor histórico que existe en nuestro país para culpar a otros del fraude que ellos mismos provocan.