Vacunar a los niños menores de 1 año es la mejor forma de prevenir enfermedades que pueden ser muy graves.
El esquema básico de vacunación señala que el recién nacido debe recibir dosis de BCG y Hepatitis B, en ellas se previene contra la tuberculosis meníngea y se aplica una dosis única al nacer, es altamente eficaz contra este padecimiento que genera irritabilidad, anorexia, dolor de cabeza, vómito, convulsiones y coma; al progresar la enfermedad produce rigidez en la nuca y parálisis en los nervios craneales.
La hepatitis B puede ocasionar una infección que produce inflamación en el hígado derivando en cirrosis o cáncer hepático, este biológico se aplica al recién nacido, a los 2 y 6 meses de edad.
«La vacuna que debe aplicarse a los 2, 4, 6 y 18 meses es la Pentavalente Acelular, esta proporciona protección contra cinco padecimientos como son difteria, tosferina, tétanos, la poliomielitis y la influenza tipo B», comentó la responsable del Programa de Infancia y Adolescencia de la Jurisdicción de Servicios de Salud, Gabriela Arciniega Amezcua.
La difteria es una enfermedad aguda epidémica cuyos síntomas son dolor de garganta, temperatura, ganglios linfáticos inflamados, lesiones dolorosas en la piel e inflamación del cuello.
La tosferina es un padecimiento altamente contagioso de las vías respiratorias altas, se caracteriza por inflamación traqueobronquial y accesos típicos de tos violenta con sensación de asfixia; los más afectados son los niños menores de 5 años y es una de las principales causas de muertes prevenibles por vacunación en todo el mundo, requiere refuerzos a los 4 y 6 años de edad.
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El tétanos es una enfermedad no contagiosa de persona a persona, frecuentemente mortal y es producida por una bacteria que se introduce al cuerpo a través de una herida con un objeto contaminado, provoca parálisis y espasmos musculares en personas no vacunadas.
La poliomielitis es una enfermedad infectocontagiosa grave, cuyos síntomas son fiebre alta, malestar general, vómito, dolor de cabeza, dolor de piernas y finalmente parálisis, cabe mencionar que desde 1990 no se han presentado casos en México gracias a la vacunación oportuna.
La influenza tipo B puede traer complicaciones como neumonía, septicemia, artritis séptica y meningoencefalitis.
