¿Cuántas veces nos hemos arrepentido al tomar una decisión o dar una respuesta, porque nuestras emociones nos hicieron perder el control? A la mayoría de nosotros esto nos ha pasado un montón de veces, y es por eso que hoy quiero contarte sobre un proceso sencillo, capaz de ayudarnos a responder de forma inteligente y oportuna en situaciones abrumadoras, dicho proceso tiene como objetivo desarrollar nuestra inteligencia emocional y sobretodo nuestro autoconocimiento.

Recordemos que cada una de nuestras emociones son respuestas o reacciones fisiológicas ante cambios o estímulos que se nos presentan y que todas estas sensaciones, sean agradables o no, cumplen la función de comunicarnos cierta necesidad. Si la inteligencia se define como la capacidad de entender o resolver problemas, podemos decir que la inteligencia emocional es la capacidad de comprender nuestros estados emocionales y los estímulos que los provocan para así elegir la respuesta más adecuada y solucionar.

Llevar a cabo este proceso implica un trabajo de auto observación y voluntad constante y como cualquier otra habilidad se desarrolla con la práctica.

La psicóloga Alma Serra agrupa 132 estados emocionales en el gráfico de rueda que puedes ver al inicio de este artículo, clasificando dichos estados a partir de siete emociones, la SORPRESA, EL MIEDO, LA IRA, LA CALMA, LA ALEGRIA, LA TRISTEZA Y EL ASCO, estados que reconocemos con facilidad y que utilizamos de forma cotidiana para nombrar nuestro sentir.

La realidad es que la gama de estados emocionales es muy amplia y una vez que la hemos descubierto es necesario familiarizarnos con las diferencias que tienen entre sí. Solo así podemos identificar qué estado emocional se está experimentando realmente. Esto nos permitiría entender nuestra reacción inmediata ante cierto comentario, situación o acción ajena.

Es imposible que la culpa, la apatía o el sentimiento de abandono se gestionen de la misma forma, aunque los tres estados emocionales puedan reconocerse con sensaciones de tristeza.

El siguiente es el proceso que se propone como herramienta de gestión o inteligencia emocional y consta de 3 pasos.

  • Paso 1. Identificar el o los estados emocionales que se están experimentado. Al identificarlos en automático se hace un trabajo de aceptación de los mismos.
  • Paso 2. Hacer una pausa para observar, tomarnos un respiro que permita considerar la situación, la información, nuestras emociones y su intensidad.
  • Paso 3. Elegir el estado emocional más apropiado para dar respuesta o solución a la situación.

La clave de este proceso está en la elección a conciencia del estado emocional para resolver. Esto nos ayuda a conectar con nuestro poder de acción. Es importante concluir este articulo haciendo énfasis en dos puntos. Primero que todos los estados emocionales son válidos e importantes y es necesario darnos la oportunidad de aceptarlos y sentirlos. Segundo, que son estados emocionales, Y que, como estados, vienen, van, deben ser pasajeros, y que lo más sano es experimentarlos para conectar con lo que intentan comunicarnos, pues cuando no aceptamos un estado emocional o lo reprimimos, la emoción se mantiene presente por más tiempo.

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