Corina es una película que apuesta a contar una historia de aventura, con una vibra alegre y que se sustenta en buenas actuaciones, incluso con un agradable diseño de producción con locaciones estéticas y escenas creíbles; además aborda un problema de salud mental. En lo que fracasa es en el guion; aunque el argumento es interesante y bueno, la historia no está lo suficientemente desarrollada que termina por caer en los silencios incómodos y la comedia de situación.
Corina es interpretada por Naian González Norvid, una correctora de estilo de una novela erótica «de vaqueros» y que tiene agorafobia, un miedo que le impide salir de su cuadra donde vive y trabaja en Jalisco. La semana que cambia su vida es cuando descubre que su empleo está en riesgo pues la novela que podría sostener a la editorial donde trabaja tiene un final desastroso. Corina decide editar la novela y por error se publica; el cargo de conciencia la obligará a salir de la ciudad para buscar a la escritora y ofrecerle una disculpa y así enfrentar sus miedos de explorar por lo desconocido.
No se dejen engañar. Dos de cinco estrellas. Insisto que la idea es buena, el argumento suena interesante, incluso primera mitad de la película es excelente, pero al resto le faltaron argumentos y sobraron chistes para afianzar la historia y a los personajes como entrañables. Tenía todo el potencial pero sus silencios incómodos y el ritmo lento y repetitivo provocan una atmósfera somnolienta que podría poner a dormir a varios en las salas de cine.
Las actuaciones son el aspecto a destacar, tanto Naian como Cristo Fernández se entregan y fluyen con los personajes, hay pasión por mostrar una historia diferente que aporta y visibiliza los problemas de salud mental en México, como la agorafobia y la fobia social.
La fotografía es colorida, es atinada, es artística y logran mostrar a una clase media baja desde una alegría y confort con su rutina.
El guion de Samuel Sosa y de la directora Orzula Barba Hopfner es lo que falla. Las motivaciones son muy superficiales y básicas, hay personajes que parecen de caricatura y por el poder del guion y un cheque, Corina se cura de agorafobia al final de la película. Tal vez como cortometraje hubiera sido una gran historia mucho más entrañable.
La película es tan inconsistente, que empieza con la voz de una narradora omnisciente y a media película se les olvida; simplemente desaparece y sin explicar quién era o la razón por la que abandonó la historia. Tal vez solo es un detalle, pero revela la carencia de cuidado en el guion.
Por muchos lados escucharán que es muy buena historia; pero solo es diferente, es un buen intento con buenas actuaciones, bonita fotografía pero un guion que requería mayor supervisión. Es la maldición del cine mexicano, el director no puede ser guionista. No se dejen engañar.