Reseñas de cine es lo que más me gusta escribir, me representa un reto redactar la sinopsis de una historia que ha pasado por diferentes tratamientos, estilos y técnicas que en su producto final están al escrutinio de los espectadores. Procuro hacer una reseña y crítica semanal, aunque haya días en las que mi trabajo me lo impida.

De religión es de lo que menos disfruto escribir, sufro mucho al nombrar los tecnicismos que requiere la iglesia o la teología para combinar la rigurosidad de la información con la amenidad que esperaría el lector para digerir la información.

Aunque a diario escribo porque soy reportero, también lo hago por diversión. Las reseñas de cine solo yo me las exijo y me emociona cada vez que son compartidas mis publicaciones en redes sociales o que provoco interacción con películas emotivas. Las reseñas usualmente las escribo por las noches, por lo general regresando de la sala de cine, con un buen té, una tisana y unas palomitas. Eso me ayuda a regresar a la sala del cine y recordar detalles.

Desde que leí el manual de estilo de la agencia EFE me quedó claro que debía tener una estrategia para escribir y procuro ejecutar la que se sugiere en el libro: escribir en bloques, empezar por lo noticioso o con la opinión sobre la película y en el caso de las reseñas de cine, es el segundo párrafo donde va la sinopsis de la obra y de ahí el desglose de cada aspecto que se debe destacar, para bien o para mal.

En el diario, anoto en mi celular las cifras o frases que me ayudarán a desarrollar la escritura una vez que llegue a la computadora. Es común que al sentarme en el asiento de mi auto, use mi celular para dictarle frases que usaré para darle forma a mis notas. En el caso de las reseñas de cine, anoto momentos históricos o situaciones que me ayuden a darle contexto a la trama.

Para sentirme satisfecho si repaso y reviso varias veces los textos. Mi amigo Carlos Bautista, exdirector de la revista Algarabía, me recomendó aplicar el añejamiento a los textos, sobre todo las investigaciones periodísticas que requieren de mayor rigor. Procuro escribir desde que empiezo la investigación y a diario darle forma y cambiar, incluso dejarla lista un día antes de la entrega y procurar revisarla antes de entregar. Aún así se me han ido detalles como cifras que requieren precisiones o errores de dedo, pero en todos los casos mis editoras siempre me han salvado.

Escribir me parece que es como bailar. Una vez escuché que bailar era terapéutico porque es estar consciente solo del presente, del aquí y el ahora. El momento de escribir es muy similar, solo piensas en la mejor manera de darte a entender, de explicar y propiciar que haya una empatía con las historias que estás contando.

Siempre hace falta mejorar y fortalecer la cultura general, ese siempre será un punto débil. Como reportero, siempre te enfrentas a esferas semánticas nuevas, a terminologías especializadas a narrativas generacionales. La actualización es fundamental y siempre es un reto para mejorar.

Hay críticos de cine a quienes les puedo envidiar su experiencia al encontrar detalles cinematográficos o explicaciones que me gustaría desarrollar mis reseñas. Aún estoy en eso.

Leo por gusto y por trabajo, usualmente leo a reporteros y críticos de cine, prácticamente leo para estar actualizado e informado, puedo leer enojado, contento, eufórico, pero siempre leo rápido. Siempre he tenido prisa por saber.

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