La reforma electoral es un tema tan complejo y delicado, que vale la pena explicarlo en partes, así que empecemos con el dinero público que se les entrega a los partidos políticos.
Es tan pobre y decepcionante el trabajo que en general han hecho los partidos, que es muy fácil vender la idea de eliminar por completo o la gran mayor parte del dinero público que se les entrega.
Inclusive suena lógico, porque su principal objetivo es promover la participación de las personas en la vida democrática, deberían ser nuestra principal representación en la política y estamos lejos de sentirnos representadas. Y es muy fácil medirlo, pues de las 94 millones 600 mil 300 personas que pudiéramos estar afiliadas a un partido, en 2020, sólo 5 millones 517 mil 744 estaban afiliadas en partidos nacionales, o sea aproximadamente sólo el 5% de la población se siente lo suficientemente representada como para animarse a afiliarse.
Y eso que no estamos contando a las personas que actualmente están afiliadas sin su consentimiento, y aquí hago un paréntesis para recordarles que es muy importante que verifiquen que no los hayan afiliado a un partido político sin su permiso. Lo pueden revisar ingresando en el buscador de google “afiliados partidos INE”, y el primer enlace los llevará a la página del INE en donde pueden verificar con su clave de elector. En dado caso de sí estar afiliados sin su consentimiento, el mismo Instituto los puede asesorar y hasta cobrar una multa al partido correspondiente.
Otra manera en que podemos medir lo poco que nos están representando los partidos, es mediante los votos, en donde en las últimas elecciones federales sólo salió a votar cerca del 52% de la población. La gran mayoría de nosotras es tanto lo que no nos sentimos representadas que ni animan a salir a votar y ni hablar de afiliarnos.
Entre éstas y muchas otras razones, es obvio que si nos dicen que le quieren quitar el dinero a los partidos, la gran mayoría estemos de acuerdo, sin embargo el dinero público que se les da es para entre otras cosas hasta cierto punto dar un “piso parejo” entre partidos grandes y chicos o viejos y nuevos. No crean que no es plan con maña, es para abrir la llave al dinero privado, y si sólo se deja el dinero privado, la política se va a volver aún más un tema de privilegios, un asunto al que sólo se podrá llegar si se cuenta con los recursos económicos para hacerlo, más de lo que ya es.
No tomemos ni apoyemos decisiones con el estómago, las campañas y la política en general, sea dinero público o privado, debe de ser con menos dinero y punto, mucho más en una era digital como en la que nos encontramos. La política se debe de aprender a hacer de manera distinta, no es el hecho de que estén gastando dinero, sino el cómo lo están gastando. Se gastan miles de millones en campañas, y seguimos viendo falta de propuestas, candidatos sin preparación, basura electoral, compra de votos, guerra sucia.
Así que en vez de querer vendernos la idea cómoda para unos cuántos de quitar el dinero público, mejor obliguen y oblíguense a que los y sus partidos cumplan con el trabajo mínimo de su existencia.