Los jóvenes entre los 12 a los 25 años son los más vulnerables para presentar algunos trastornos alimenticios y para evitar complicaciones en la salud, que pueden llevar de la malnutrición hasta la muerte, la atención debe ser integral.
De cada 10 casos de personas con anorexia y bulimia, nueve son mujeres.
Los daños más graves a la salud que causan los trastornos de la conducta alimentaria son la anorexia y bulimia, que van desde la deshidratación, anemia, malnutrición y pueden llevar a la muerte. La solución integral está en el Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS que cuenta con tratamiento médico, psicológico y nutricional a derechohabientes con estos padecimientos.
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“Los pacientes con diagnóstico de trastorno alimenticio son atendidos en consulta externa y en caso de que los especialistas detecten que la persona puede atentar contra su vida, por sus condiciones de salud y psicológicas, es internada”, explicó Leticia Flores Pérez Pasten, psiquiatra adscrita al Área de Hospitalización de la Coordinación de Atención Integral en Segundo Nivel del IMSS.
La anorexia y la bulimia se caracterizan por el temor en aumentar de peso y tener hambre durante todo el día, pero la principal diferencia es que las personas con anorexia tienen una pérdida significativa de peso al limitar o dejar de comer alimentos que consideran de alto valor calórico, toman medicamentos o diuréticos para eliminar líquidos y hacen ejercicio en exceso.
Los pacientes con bulimia tienen deseos irresistibles de comer y lapsos en los que consumen grandes cantidades de comida en periodos cortos, y para contrarrestar el aumento de peso, eligen métodos como vómito auto provocado, abuso de laxantes, ayunos prolongados y consumo de fármacos que suprimen el apetito o que prometen bajar de peso.
Los padres de familia estar atentos a cambios repentinos de conducta de sus hijos, especialmente los que pasan por la adolescencia, tales como obsesión por conseguir un cuerpo perfecto, como de “modelo de revista”; aislarse de la compañía de familiares y amigos; pretextos para sentarse a la mesa a comer o hacerlo a escondidas; cambios de humor repentinos y baja de peso notoria.
La falta de consumo calórico apropiado causa otras reacciones y síntomas como intolerancia al frío, disminución en la frecuencia cardiaca y de la presión arterial, deshidratación severa, cálculos renales, anemia, pérdida del esmalte dental y del tono muscular, sensación de desmayo y debilidad general, osteoporosis, anormalidad o atrofia de genitales y en las mujeres desaparece la menstruación.
Ante la presencia de estos síntomas se acuda a consulta con el médico familiar, que comenzará tratamiento con aquellos padecimientos que ya tenga la o el paciente, al tiempo de referirlo al segundo nivel de atención para recibir el apoyo de especialistas en nutrición, psiquiatría y psicología.
La psiquiatra del IMSS destacó que hay registros históricos de trastornos de la conducta alimentaria desde el Siglo XVII. Agregó que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, el 57 por ciento de los adolescentes enfermos pueden tener una vida normal con tratamiento médico, 40 por ciento tiene una cura total y tres por ciento fallece; la tasa de mortalidad fue de 5.9 por ciento para personas con anorexia y de 0.3 por ciento en el caso de bulimia.