Los sociólogos y psicólogos dividen las habilidades en dos grandes rubros: las habilidades técnicas y las habilidades blandas; también las conocemos por su nombre en inglés “hard skills” y “soft skills” respectivamente.
Las habilidades técnicas se refieren a aquellas que se adquieren en el salón de clases y que son altamente “enseñables” mientras las blandas son aquellas de vienen integradas a nuestro temperamento o que desarrollamos a lo largo de la vida gracias a las experiencias y entorno en el que vivimos.
Algunos ejemplos de las habilidades técnicas es el aprender un idioma, dominar determinados programas o tener conocimientos de electrónica o mecánica. Mientras que algunos ejemplos de las blandas son la creatividad, el trabajo en equipo o la persuasión.
Ahora bien, la pregunta del millón es ¿Cuáles son más importantes? Algunos aseguran que las técnicas, ya que por más creativo que sea un médico no le permitirías operarte si no puedes comprobar su habilidad y conocimiento como cirujano.
Por otro lado, algunos argumentarían que cualquier persona puede ser entrenada para aprender matemáticas, electrónica o incluso medicina, sin embargo si estos conocimientos no van acompañados de disciplina, resolución de problemas o la capacidad de trabajar bajo presión, no lograrán ayudarte a alcanzar el éxito.
Los sucesos que han tenido lugar los últimos dos años sin lugar a duda vinieron a poner a prueba todas las habilidades que como humanidad teníamos, ya que sin más preámbulo nos sorprendió con una realidad totalmente diferente a lo que conocíamos. Ante esta pandemia hemos experimentado un cambio radical en nuestras vidas, donde algunos hemos perdido empleos, negocios u oportunidades sin enumerar las pérdidas irreparables de seres queridos.
A dos años del inicio de la pandemia, fuimos testigos del esfuerzo sobre humano de los médicos para salvar vidas a veces a costa de su propio bienestar. Pudimos ser testigos de una sociedad civil solidaria que se hizo presente donando su tiempo, dinero y esfuerzo para ayudar a nuestros héroes sin capa. Aun cuando todos atravesábamos por incertidumbre, creo que prevaleció el apoyo colectivo.
Tuvimos que aprender a trabajar desde casa con muchas interrupciones. Nuestros hijos -quienes quisiéramos que estuvieran afuera jugando con sus amigos- se quedaron confinados a una pantalla gran parte de su día y esta vez para su educación y no por diversión. Y en medio de todos estos cambios, experimentamos el dolor de ver a los que han enfermado, aquellos que se fueron y no pudimos decirles adiós. Nada fácil ha sido el panorama.
Pero como siempre digo, dentro de todo lo malo: lo bueno es que hemos logrado desarrollar habilidades que nunca creímos adquirir y que en condiciones normales no hubieran prevalecido. La primera es la habilidad de adaptarnos. Comedores que se convirtieron en oficinas, recámaras en salones de clase y mamás en maestras de múltiples grados son la constante hoy en día.
Otra habilidad ha sido el desarrollar nuestra resiliencia. Contrario a lo que muchos creíamos hemos desarrollado la capacidad de ser fuertes ante la adversidad. Recuerdo bien cuando mi papá se enfermó de Covid me tocaba ir a llenar los tanques de oxígeno y un día me encontré a uno de mis alumnos de la carrera. Un chavo que siempre llegaba tarde a clases, poco comprometido en la escuela y en mi opinión un tanto inmaduro. Al verlo le pregunté qué hacía ahí y me dijo que su papá estaba enfermo y a él le tocaba salir a hacer las compras de lo que se necesitara. Me relató con lujo de detalles los medicamentos que tomada su padre; los médicos que habían visitado y lo importante de la prevención. Mi estudiante maduró en una semana lo que no había madurado en años. La pandemia lo hizo crecer.
Queridos lectores la pandemia ha sido sin duda alguna una de las experiencias que marcarán la vida de todos nosotros. La vida hoy es diferente a como la conocimos. Algunos de nosotros seguimos aferrados a que todo vuelva a ser como antes. La realidad es que no sabemos si eso algún día sucederá. Lo que sí sabemos es que la vida nos da la oportunidad de subirnos al tren del cambio, donde lo que nos mantendrá a flote será la capacidad que tenemos de evolucionar y de bailar al son que nos toque la vida.
Podemos vivir frustrados por lo que no podemos cambiar o podemos adaptarnos y hacer de nuestra vida un lugar feliz, a pesar de las circunstancias. ¡Bendiciones!