Hablar de la eutanasia siempre ata un nudo en la garganta. En La Habitación de al lado, el director Pedro Almodóvar plantea una historia narrada desde la amistad con reflexiones difíciles y humor negro. La película es densa, es difícil de ver, pero fácil de disfrutar, siempre y cuando el espectador lleve tiempo y disposición de poner atención a temas incómodos que desafían creencias y leyes y que invitan a la auto confrontación.
Tilda Swinton interpreta a Martha, una periodista corresponsal de guerra que padece de un cáncer en fase terminal que no cede ante las quimioterapias y ha decidido dejar el tratamiento y decidir el momento de decirle adiós a la vida. Para transitar por la eutanasia, le pide ayuda y compañía a Ingrid, interpretada por Julianne Moore, una amiga de la juventud a quien dejó de ver desde hace muchos años, pero con quien mantiene una fuerte conexión pese a tener visiones diferentes sobre la muerte y la vida. Ambas pasarán los últimos días de Martha en una casa en medio del bosque.
Cuatro estrellas de cinco, es muy buena película, es una premisa seria y una historia madura, que no es para todo público. Almodóvar explora un tema complicado e incómodo que exige atención y compromiso del público para atravesar el dolor de la pérdida y de saber que el fin ha llegado.
La habitación de al lado, tiene una madurez diferente a lo que ha hecho Almodóvar, desde el planteamiento se deja claro que se trata de cerrar ciclos, de reflexionar sobre la vida, de decidir sobre el final y ser sensatos con nuestras convicciones.
El diseño de producción con el sello de Almodóvar es lo que une a La habitación de al lado con el resto de su universo hilado con el intenso azul rey y los labios rojos carmesí, de las protagonistas que dejarán marcado su paso por la historia. En producción, hay un estándar de calidad que se cumple y narrativamente acompaña a la historia sin complicaciones.
El guion elaborado entre Sigrid Nunez y Pedro Almodóvar es la gran riqueza de la película. Cómo dos personajes toman la pantalla y son las únicas voces que se oirán por más de 70 minutos, con profundidad, respeto y densidad para entretejer una trama íntima, incómoda pero apasionante.
Reitero, sí es lo más diferente que ha hecho Almodóvar, por la madurez y puro crecimiento en el guion; y no es para todos, para verla se necesita tener la misma madurez que requiere cualquier etapa final de una vida.