Muy buena
4.3Nota Final
Historia
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Es un hecho que Michael Jordan merece homenajes en vida, documentales de sus hazañas en la duela y en los negocios. Es una figura que marcó al básquetbol y a la cultura popular de Estados Unidos y la proyectó internacionalmente convirténdolo en un embajador mundial de lo norteamericano. Pero El último baile, el documental difundido por la cadena ESPN y por la plataforma Netflix, tal ves solo sea el primer documental de gran producción que veremos del inmortal 23 de los Chicago Bulls.

El último baile se concentra en el campeonato de los Chicago Bulls en 1998. Michael Jordan es el eje de los 10 episodios en el que nos narran en retrospectiva, los momentos más importantes de la carrera del basquetbolista, desde su vida familiar, estudiantil, sus primeros pasos por el equipo endeble y sin fama en Chicago hasta pasar por los Juegos Olímpicos y el Dream Team, así como su vida empresarial y problemas personales, tanto de abuso en apuestas como riñas con algunos de sus compañeros y directivos que forjaron el carácter que llamó la atención de marcas de ropa, de comida, en el cine y de servicios en Estados Unidos y sus franquicias en el mundo.

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Hay dos formas de percibir al documental: como fanático del básquetbol que vivió los años de juego de Michael Jordan y como curioso del básquetbol que puede admirar el crecimiento de un atleta que ejerció el liderazgo de un equipo que logró seis títulos en una ciudad que tenía un equipo insignificante en la Liga Nacional de Básquetbol, NBA.

Como fanático, es valioso el detrás de cámaras. Nunca me imagine que Scottie y Jordan fumaran tanto puro siendo atletas de alto rendimiento. Fue sorpresa ver estresado a Jordan por los fracasos del equipo, por defender administrativamente al equipo y conocer la dinámica y los celos que Michael tenía hacia los nuevos que se integraron a los Bulls. La remasterización de las imágenes viejas, algunas caseras, es invaluable para quienes no nos perdimos los juegos de Jordan.

Como curioso del básquetbol, se aprecia el liderazgo que pocas veces se ve en el deporte. Un protagonismo en toda la extensión que agobió a Jordan y lo hizo renunciar un par de veces al deporte que le dio todo. Es un ejemplo de disciplina, de entrega y de mercadotecnia.

En general es un documental disfrutable para todo público que busca conocer más a la persona y ver un poco de cada ámbito que forjó a Michael Jordan en la leyenda que es.

Creo que lo amplio y lo superficial del documental es su principal acierto y su más grande error. Todos los temas se cubren pero no se profundiza en ninguno. Las imágenes inéditas de diez años y la contextualización de los juegos son un gran acierto, pero ninguno de los problemas que se presentan se sienten como una amenaza, nunca vemos que Jordan enfrente consecuencias de sus actos: golpeó a uno de sus compañeros, se peleó con Toni Kukoc, se enfrentó a la directiva para aferrarse al entrenador Phill Jackson, evitó mostrar una marca diferente a Nike, tuvo problemas con las apuestas y hasta vimos los excesos de Rodman y de los primeros compañeros de Jordan y no pasó nada. Es Jordan y se le perdonó todo.

Tal vez, lo que vimos pudiera ser la inspiración para que otros cineastas cuenten lo que El último baile nos reveló y se aproveche la nostalgia que ha provocado Michael Jordan al ubicar al documental entre los materiales más vistos en la plataforma de Netflix.

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