Resistencia es bastante entretenida, es emocionante, es la verdadera heredera de Rogue One, uno de los Spin Off de Star Wars que retoma parte de la esencia de la primera entrega de Avatar de James Cameron y de Inteligencia Artificial de Steven Spilberg. Incluso la premisa es la de Blade Runner de Ridley Scott de 1982. Puede ser un tributo, es una inspiración, con un guion predecible pero respetuoso, bien producido que termina por mostrar una muy buena película dirigida por Gareth Edwards y protagonizada por John David Washington, que ratifica su talento en el séptimo arte.
Resistencia nos narra la guerra futurista entre máquinas y la humanidad. Conoceremos la vida de Joshua, un soldado que debe lidiar con la paradoja de haber sido enviado a infiltrarse y destruir a la androide Alphie, interpretada por Madeleine Yuna Voyles, el arma tecnológica que construye una comunidad neoasiática. Pero en su camino se enamora y decide hacer familia con Maya, interpretada por Gemma Chan, una científica de la resistencia que pelea por la conservación de la Inteligencia Artificial y de los derechos de los robots en un momento distópico futurista, luego de que Estados Unidos sostiene una guerra contra las máquinas tras la explosión de un arma nuclear en el centro de Los Ángeles, California.
En la historia se plantean diferentes cuestionamientos, desde el libre albedrio de las máquinas y del uso de la Inteligencia Artificial. También se habla de las lealtades y del amor con quienes convivimos y desarrollamos sentimientos y dinámicas. Nos habla de la pérdida y de las motivaciones humanas, así como de los alcances de humanizar a los robots en sus derechos y obligaciones. Algunos aspectos se toman superficialmente, pero con la oportunidad para mantener la agilidad en la trama que se concentra en la aventura.
Se nota la experiencia de Gareth Edwards que dirigió Rogue One en 2016 y Godzilla en 2014 y se dio oportunidad de escribir Resistencia con Chris Weitz. Aunque visualmente es muy similar al spin off de Star Wars y el guion es predecible, la creatividad descansa en la manera en la que se van resolviendo los obstáculos de nuestros protagonistas.
El rodaje luce, Tailandia se prestó para mostrar una belleza natural y destacar el contraste de lo silvestre e inmensa belleza natural contra la alta tecnología de la Inteligencia Artificial que encontró en los bosques una reserva natural para construir los bunkers necesarios para protegerse de los embates estadounidenses motivados por los prejuicios y el odio.
Aunque nuestro héroe es un soldado norteamericano redimido, se destaca que, en este futuro distópico, el villano es el ejército estadounidense, como en Avatar. Llama la atención que sea el Tíbet la figura retórica que se utilizó para reflejar el equilibrio y la paz que buscaría la Inteligencia Artificial en esta guerra.