Ernesto EslavaPor lo grotesca y explícita que es Pecadores, la más reciente película de Ryan Coogler sobre vampiros no es para todos. Si se puede agradecer que haya propuestas nuevas en narrativa, en historia y en tono y Pecadores cumple, es divertida y plantea una historia que principalmente pretende entretener mediante una historia del esclavismo en los Estados Unidos en Luisiana y Nueva Orleans.
Michael B Jordan interpreta a los gemelos Smoke y Stack, que regresan a Misisipi en la década de los 30 a forjar una comunidad que se aleja de la esclavitud. Uno de sus intereses es hacer un espacio de diversión nocturna exclusiva para la comunidad afrodescendiente; pero se enfrentarán con los disidentes que son vampiros que tratarán de acabar con su noche de diversión y con su espíritu de libertad que la música les puede dar.
Tres estrellas de cinco, genuinamente me la pase bien y alcanzo a apreciar que el director Coogler hace una crítica a la sociedad, al racismo vigente, a la división, al género de los súper héroes y hasta a la inclusión forzada. Hay creatividad en el guion, hay sarcasmo y es una historia que se debe tomar a la ligera, porque el final puede resultar anticlimático.
La primera hora tiene una carga cultural importante que muestra la cultura gospel en las iglesias de afrodesendientes en el sur de los Estados Unidos, hasta llegar a proponer momentos musicales propositivos divertidos que muestran la evolución de la música folk.
La segunda mitad es la más absurda, es cuando Coogler hace que Michael B Jordan en su doble personaje se entregue al absurdo de la acción, los tiroteos y los súper poderes para enfrentar a vampiros durante horas. Es divertida y así es como se debe disfrutar.
Exactamente es difícil predecir si se convertirá en un clásico del terror, de los vampiros o de lo gore; lo que sí es, es una película fresca que propone diversión sin pretensiones.