Entre 2016 y 2019 las ciudades fronterizas de México con Estados Unidos recibieron un flujo extraordinario de migrantes. Tanto por su origen nacional (Haití, Honduras, El Salvador y Guatemala, y mexicanos desplazados internos y deportados de Estados Unidos, principalmente), como por el patrón colectivo de su movilidad (en grupos y caravanas), estos desplazamientos eran un fenómeno inusual en una región que desde hace cinco décadas es una zona de tránsito y de gradual asentamiento de personas migrantes.
Se aplicó una encuesta a residentes en albergues de Tijuana y Ciudad Juárez, con una muestra final de 591 migrantes encuestados en 9 y 10 albergues respectivamente; que buscó indagar sobre las principales características sociodemográficas de los migrantes, historias de movilidad, y aspectos claves de inserción laboral.
El reporte presenta información de rubros como: Perfiles migratorios y movilidad; El alargamiento en los tiempos de espera en la frontera; Procesos de asilo en Estados Unidos y regularización migratoria en México; Inserción laboral; La transición al asentamiento; Vulnerabilidad de la población deportada; y Percepción de inseguridad en la ciudad.
Entre los resultados que destaca el estudio se muestra los migrantes en albergues de ambas ciudades, en su mayoría, son de nacionalidad mexicana y de Centroamérica. De igual manera, en Tijuana se encuentra una presencia considerable de población haitiana, mientras que en Ciudad Juárez hay más cantidad de personas de nacionalidad cubana. En cuanto al tránsito, una gran parte de los hombres se desplazó desde el sur en grupos familiares (46 % en Tijuana y 41% en Juárez), igualmente la mayoría de las mujeres que están alojadas con sus hijos en los albergues.
Una tercera parte de los migrantes que se encuentran en los albergues ya pasaron más de un año en la ciudad en el momento de la encuesta (37% en Tijuana y 32 % en Juárez). Sólo una minoría de los desplazados de origen extranjero lograron inscribirse en las listas de espera (metering) para solicitar asilo (23% en Tijuana y 18% en Juárez).
Menos del 30 por ciento de las mujeres han encontrado trabajo en las dos ciudades, probablemente esto se relacione con las dificultades para encontrar soluciones de guardería para sus hijos. Entre los hombres, se observó una inserción laboral muy diferenciada por ciudad: 88 por ciento en Tijuana encontraron un trabajo y solo 50 por ciento en Ciudad Juárez.
Y sobre el tema de inseguridad, se encontró que a causa o consecuencia de la menor inserción a la ciudad, la participación porcentual de encuestados de ambos sexos que manifiestan no sentirse seguros(as) es mayor en Ciudad Juárez (40.9%), que en Tijuana (21%).
El reporte ejecutivo del proyecto “Entre la espera y el asentamiento: inserción laboral y residencial de inmigrantes y desplazados en ciudades fronterizas del norte de México: los casos de Tijuana y Ciudad Juárez”, el cual presenta resúmenes de los reportes de investigación realizados por un equipo de investigadoras e investigadores de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), con financiamiento del Centro de Estudios del Trabajo y Educación de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA Labor Center) y el Centro de Solidaridad (Solidarity Center, AFL-CIO), Oficina en la Ciudad de México. En el encuentro participaron Neha Misra, Solidarity Center AFL-CIO; Gaspar Rivera Salgado, UCLA Labor Center; Laura Velasco Ortiz, El Colef; María Dolores París Pombo, El Colef; Marie Laure Coubès, El Colef; y Jesús Javier Peña Muñóz, El Colef