Para comprender la crisis en la que nos encontramos con las adicciones al fentanilo, es necesario ver El Negocio del Dolor, la película estelarizada por Emily Blunt y Chris Evans en Netflix. Una historia inspirada en hechos reales que cuestiona el rol que desempeñan las farmacéuticas en la promoción de medicamentos entre la comunidad, fomentando que sean recetados por los doctores en los Estados Unidos.
Negocio del Dolor nos narra la historia de Liza Drake, interpretada por Emily Blunt, una mujer desesperada y en crisis económica que mientras trabajaba como bailarina exótica recibe una oferta de Pete Brenner, interpretado por Chris Evans, para trabajar en el departamento de ventas en la farmacéutica Zanna que promovía el uso de Lonafin, un medicamento elaborado con fentanilo, con opioides sintéticos, que funciona como analgésico para pacientes terminales con cáncer. Liza y Pete seguirán métodos al margen de la ley para lograr que el medicamento sea recetado por los oncólogos y las millonarias ganancias los harán perder el control.
La película está inspirada en hechos reales sobre lo ocurrido en Arizona en 2017 y que periodísticamente se publicó en el New York Times en 2018 y que la historia propicio un libro explicando los abusos, conspiración y fraudes registrados en la venta de un medicamento altamente adictivo y dañino que se recetó tanto en casos drásticos como el cáncer terminal como para situaciones convencionales como el dolor de cabeza.
El Negocio del Dolor funciona como catarsis para el director David Yates que viene de dirigir seis títulos del mundo de Harry Potter y ahora presenta un drama con tintes de suspenso y comedia presentado con guiños a documentales falsos.
El guion de Wells Tower y Evan Hughes, se inspira en hechos reales porque se hicieron cambios sustanciales para evitar problemas legales, pero la empresa que en la película se llama Zanna, en la vida real es Insys Therapeutics; el medicamento llamado Lonafin en la ficción se llamó Subsys; y lo que en la historia se desarrolló parcialmente en Arizona, en la película se desarrolla en Florida. Son cambios que funcionan ya que lo importante es conocer el fraude y la irresponsabilidad al promover el uso de fentanilo.
Es claro que la película nos habla del dolor de los pacientes y su desesperación por llevar procesos dolorosos en enfermedades crónicas en etapa terminal. Aunque esa es la trama paralela, pues realmente nos habla de la codicia, del fraude y de las traiciones. Las actuaciones son convincentes y firmes, el guion es claro y autoexplicativo; el ritmo es ágil y permite reconocer las motivaciones y la evolución de cada integrante del equipo y las consecuencias de sus actos.
Vale la pena evitar buscar información sobre el caso y dejarse sorprender por la película que nos invita a reflexionar sobre las adicciones, las farmacéuticas y el mundo de la medicina.