Es divertida, violenta, agresiva y te mantiene despierto gracias al suspenso y el gore en toda la película, es Destino Final, Lazos de Sangre. Es la sexta entrega de la franquicia que inició en el 2000 y que su última entrega había sido en 2011, hasta que se decidió retomar el concepto y recrearlo en el absurdo de la actualidad.
Lazos de Sangre nos trae la historia de la dinastía Campbell. La joven Stefani Reyes, interpretada por Keitlyn Santa Juana, no puede descansar ya que cada noche se repite un sueño vivencial protagonizado por su abuela Iris Capbell, interpretada por Brec Bassigner, en el que es la responsable de salvar cientos de vidas en un accidente en una torre que colapsaría en la década de los 60. El heroísmo de Iris provocará el enojo de la muerte que en venganza cobra la vida de cada sobreviviente que tuvo que haber perdido la vida en el fatal desastre. Stefani descubre que los últimos en la lista de la muerte son su familia, pues según su destino era no existir y tendrá que buscar la manera de evitar cualquier accidente que los lleve a su destino final.
Dos estrellas de cinco; no se dejen engañar. Es muy divertida la película, es ingeniosa, es tensa y pone a prueba la ansiedad de cualquier espectador. Si les gusta el gore absurdo, el terror y las tramas simples, es una película que van a disfrutar.
La experiencia podría valer la pena para verla en el cine; aunque carece de cualquier valor cinematográfico. El guion es muy conveniente, es absurdo, es risible, pero logra la tensión y el suspenso para mantenerte frente a la pantalla. La fotografía es mala, los efectos especiales son deficientes, tanto los prácticos como los digitales que se notan falsos; pero para fines de la trama pueden funcionar.
La película es para divertirse, nos lo dice la trayectoria de los dos directores Zach Lipovsky y Adam B Stein que su experiencia se concentra en producciones televisivas y como máximo proyecto es la película de Kim Possible de Disney Channel en 2019. De los guionistas, es la misma historia, una trayectoria en televisión que solo ofrecen una historia plana, superficial y creativa para explotar el absurdo.
Me divertí, pero reconozco que si no te gusta el gore o el terror, no hay una sola razón para ir a verla en el cine.
