La sinusitis es la afectación de los senos paranasales debido a infecciones ya sean virales, bacterias o por hongos. De padecer sinusitis lo primero que debemos hacer es no automedicarse para no complicar la enfermedad.
Las personas más propensas a padecer sinusitis son aquellas que padecen de alergias denominadas rinitis, enfermos de fibrosis quísticas o que depriman su sistema inmunitario como VIH, diabetes o tuberculosis.
Detrás de la nariz se encuentra un hueco que es ocupado por aire y va desde la frente, detrás de los ojos y las mejillas, donde debe circular libremente la respiración, cuando se presenta una infección, las cavidades se llena de secreción que debe ser expulsada, al taparse se considera sinusitis.
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El padecimiento se divide en 2 fases, la primera de ellas es cuando un resfriado se extiende por más de 3 semanas permaneciendo una constante congestión nasal, en la fase más aguda la infección respiratoria no mejor por más de un mes y medio, está acompañada por hinchazón de la frente y/o las mejillas.
Otros síntomas son: la pérdida del olfato, la fatiga, la falta de aire, dolores de cabeza constantes, tos persistente la cual aumenta generalmente por la noche, congestión y secreción nasal, en ocasiones con sensación sin poder expulsar, dolor de garganta y en el caso de los menores puede presentarse fiebre recurrente y secreción nasal recurrente aunque ya no tenga gripa.
Se recomienda prevenir la sinusitis al sonarse bien la nariz, tomar muchos líquidos, no fumar o evitar estar cerca de personas fumadoras, incluir frutas y verduras en la dieta cotidiana, además de realizar ejercicio por 30 minutos mínimo al día.
Es importante seguir las indicaciones del médico, completar el tratamiento indicado en forma y tiempo, procurar utilizar solución salina para humectar los senos paranasales, tratando de expulsar todo el moco y en caso de que el padecimiento no ceda al tratamiento inicial, acuda a una segunda revisión por el médico para descartar alguna enfermedad asociada.