Jumanji, Bienvenidos a la jungla, es una grata sorpresa llena de acción, de entretenimiento, con una historia simple que resultará muy conocida para los fanáticos de los videojuegos. El único detalle es que la historia hubiera funcionado sin usar el pretexto de llamarla Jumanji, pero queda claro que necesitaban un elemento fuerte para la mercadotecnia.
El ritmo es ágil, muy entretenido, de inicio a fin mantiene la atención del público. Los efectos especiales son básicos y bien ambientados lo que resulta una buena experiencia visual, que no arriesga. Jumanji evoca a la famosa película de 1995 de Robin Williams, rinden un homenaje al actor con un pequeño gran detalle que no basta para que trataran de hacer una secuela de la película.
El detalle que no termina de cobrar lógica en la historia y que evita que la secuela de Jumanji vaya a trascender es cómo un juego de mesa cobra vida y se convierte en una consola para ser atractivo para los próximos jugadores. Esa escena que se puede ver en los avances promocionales no termina de sincronizarse con toda la historia. Resulta como una buena idea pero mal ejecuta que obstaculiza que la trama fluya o se sienta como secuela de lo que dejó Robin Williams.
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La historia es básica, trata de 4 estudiantes testarudos que a su modo provocan que los castiguen en la escuela. Estando en una bodega que deben limpiar se encuentran con el videojuego Jumaji que tiene un efecto similar que en la historia de 1995, los enviarlos a una realidad alterna en donde se convierten en personajes de videojuego que deben terminar para salvar su vida. Obviamente lo logran.
En verdad que sí es entretenida la película, es dominguera, es palomera, es básica, es chistosa, tiene acción, sensualidad, comicidad, persecuciones, traiciones, malos muy malos y buenos muy bobos. Es un mundo en donde sí veo a Alan Parrish, el niño que interpretó Robin Williams. Véanla, se van a divertir, no es la mejor que está en cartelera, pero tampoco es dinero tirado a la basura.