Hay que reconocer el talento y la entrega de Silverio Palacios en el papel que le toque desarrollar. Más cuando es el único que destaca en una película con un desastroso guion, una torpe dirección y una pobre fotografía en una historia que se basa en destacar y promover estereotipos de la ciudad de Tijuana en la década de los 70. Welcome al norte es la prueba fiel de que Silverio es un gran actor.
Pólito Canché, interpretado por Silverio Palacios, es el gerente en Yucatán de la paquetería Lento Pero Seguro. Pólito sueña con mudarse a Cancún y llevarse a su familia a una casa junto al mar, pero al ser sorprendido en una mentira, es castigado con irse a trabajar a Tijuana por dos años en donde forjará fuertes lazos de amistad con sus compañeros, un grupo de cholos inadaptados que terminarán siendo sus cómplices en su vida profesional, personal y familiar, logrando que la experiencia sea un momento que marque su vida para siempre.
La premisa de la película es bien intencionada. La historia transita en ser un Road Trip, una comedia, una comedia romántica y un drama familiar; esa falta de definición juega en contra de la película que nunca define su rumbo ni motivaciones.
Silverio carga con toda la película. Su entrega lo lleva a hablar como yucateco, a expresarse y moverse hasta convencer de su papel como padre de familia. Es lo único interesante y rescatable.
El guion es lo más desastroso. El principal error es generalizar que todo el norte de México comparte léxico y regionalismos. Gustavo Loza olvidó hacer un recorrido previo por Tijuana para identificar el lenguaje actual, la dinámica fronteriza en la zona, los usos y costumbres y reflejar las paradojas actuales en lugar de destacar clichés en desuso desde la década de los 70 o la jerga mezclada entre toda la frontera.
Para quienes conocen Tijuana, saben que se dice “Curada” lo que en Mexicali se dice “Chilo”, en Ciudad de México se dice “Padre” y en Monterrey se pudiera expresar como Te la bañaste. Gustavo Loza le falló a su premisa que se concentraba en detonar comedia mediante los estereotipos y terminó demostrando la falta de estudio sociológico para construir sus personajes y lograr lo que hizo la clásica 7 apellidos vascos.
En Welcome al Norte se repite la fórmula del fracaso en el cine mexicano: directores con complejo de guionistas que no trabajan en equipo y evitan someter sus ideas a la asesoría de psicólogos, de guionistas profesionales o de habitantes de la zona de la que hablarán. Aquí claramente nadie de Tijuana tuvo voz ni voto para advertir que el lenguaje y la moda en la frontera más importante del país ya no es igual a la década de los 70 cuando los cholos usaban paliacates.
Es evidente que Welcome al Norte es una película pensada para Star Plus, pues está al nivel de producción de una serie de televisión de bajo presupuesto. Su fotografía es pobre pese a que los valores de producción se rescatan por la cantidad de locaciones y variedad de encuadres que le da agilidad a la narrativa.
Si quieren ver clichés, estereotipos mal logrados de Tijuana, ver en pantalla grande a la Avenida Revolución y Playas de Tijuana, puedes disfrutarla. No aburre, pero yo me esperaría a verla en Disney Plus o Star Plus antes de pagar un boleto del cine.