“Lo que no fue, no será”, es lo que cantaría José José si lo hubieran invitado en la banda sonora de la película coreana Vidas Pasadas. Una película que nos trae la directora Celine Song, en una suerte de autobiografía dolorosa que nos habla de los amores imposibles, de los que no se logran aunque tengan todo para ser, de los que uno se tiene que despedir porque su misión es atravesarlos, aprender y forjar. Es otra película que no se recomienda ver en pareja, porque invita a la reflexión mediante un trago amargo y doloroso al recuerdo.
Vidas Pasadas es la historia de Nora y Hae Sung, interpretados por Greta Lee y Teo Yoo, un par de amigos que coinciden y conectan desde niños, pero que a los 14 años Nora debe migrar a Canadá con su familia y de adulta a Nueva York para seguir con su sueño de ser escritora. En su juventud logran reencontrarse por internet y sostienen una relación a distancia que los une, pero no es suficiente para quedarse juntos y deciden avanzar por separado hasta que 20 años después, Hae Sung decide encarar al destino y reencontrarse con Nora en Estados Unidos en un fuerte dilema de amor.
Vidas pasadas es una película romántica, pero a la inversa. Nos habla de los amores que no resultan, de los que duelen, de los que te llevan a despedirte, en donde ambas partes son víctimas del destino y sus circunstancias. Es curioso que aparentemente todo avanza para que el amor se consuma pero el destino tiene planes diferentes y eso lo hace realista, crudo e interesante. Cuatro estrellas de cinco, en verdad muy introspectiva.
Lo que hace la directora Celine Song en Vidas Pasadas es una exploración en diferentes niveles que nos llevan a la reflexión. Partió de la premisa asiática sobre que todas las relaciones actuales tienen un antecedente ancestral y que se forja con las vidas que hemos transitado. Por otra parte, nos habla del adiós, de despedirse de caminos que pudieran lucir esperanzadores, pero tienen pocas probabilidades; y sobre todo de aceptar y no culpar al presente de lo que no ocurrió en el pasado.
En Vidas Pasadas, hay que poner atención en el personaje de Arthur esposo de Nora, interpretado por John Magaro, a quien hubiera sido fácil convertirlo en villano de una historia de amor convencional y aquí le dan un tratamiento maduro, afectivamente responsable y coherente que da una cátedra sobre el manejo o gestión de los celos y la inseguridad que puede experimentar un hombre en una relación de pareja. Además de diálogos donde se reflexiona sobre lo contradictorio del amor, en donde a veces se ama la libertad que el otro tiene para encontrar sus propios caminos.
De las dos nominaciones a lo premios de la Academia, Vidas Pasadas podría ser fuerte competidora del Oscar a Mejor Guion Original en donde su honestidad, cotidianidad, sutileza y serenidad nos lleva a la exploración de lo más profundo del ser humano universal, que es buscar conexión profunda. En esa simpleza es como Celine Song y el cine coreano han logrado capturar las historias que los han mantenido en el reconocimiento del mundo occidental en el mundo cinematográfico.