Además de ser una película basada en hechos reales, Garra de Hierro nos muestra la importancia de la salud mental y los riesgos de buscar complacer las aspiraciones de vida de nuestros padres. El trabajo que nos muestra el director y guionista Sean Durkin, es una triste y dolorosa historia, una tragedia que vale la pena verla en familia, independientemente si somos o no fanáticos de la lucha libre.
Zac Efron interpreta al luchador Kevin Von Erich, el hermano mediano de una dinastía de luchadores profesionales en Texas en la década de los 80, que viven con la obsesión de su padre Fritz Von Erich “Garra de Hierro”, interpretado por Holt McCallany, que sueña con tener el título de campeón internacional de la lucha libre, que él no pudo obtener en su juventud como peleador, luego de que casi le quita la vida a uno de sus contrincantes tras un episodio agresivo en un combate deportivo. Kevin será el eje conductor y a través de su perspectiva conoceremos a sus hermanos, a sus padres, las desgracias y pérdidas en la familia bajo la creencia de que hay una maldición que les impide llegar al éxito, sin darse cuenta que la nula regulación de emociones es lo que los ata a decisiones fatalistas.
En dos sentidos es interesante: si la vemos desde el lado histórico hay profundidad en las motivaciones de la familia de atletas y su dinámica poco explorada; pero si la vemos desde la salud mental, podremos notar los orígenes de las agresiones, el machismo, la nula gestión de emociones y hasta romantizar el suicidio. Garra de hierro es de tres estrellas de cinco.
Zac Efron se sometió a cambios notables, físicamente en su musculatura como en sus facciones, se nota que hay procesos en el rostro que le van al personaje en una entrega para mostrar el perfil de Kevin con inocencia, empatía, sometido a las decisiones, objetivos y voluntades del padre y su evolución para desafiar a su familia y lograr crear su propia dinastía. Hay cambios notables en su aspecto y en su disciplina actoral.
Hay momentos que la película pudiera parecer torpe, pero hay que comprender que los cuatro hijos de la familia Von Erich son socialmente distantes, se les dificulta la interacción, contantemente buscan la aprobación del padre y esa relación, sus complicaciones y consecuencias son la riqueza de la historia.
En Garra de Hierro, se habla de salud mental pero solo exponiendo las complicaciones de no gestionar emociones, de que sus sentimientos los contienen en casa y hasta llegar al cuadrilátero, los desembocan en las peleas mediante la agresión. En general los hombres no hablan de sus problemas, de sentimientos, ni piden ayuda, incluso hay una escena importante donde se reflexiona sobre la pertinencia de que los hombres se permitan llorar.
Es fácil empatizar con la película biográfica de la familia Von Erich, su hilo conductor son los sentimientos y el machismo que existe actualmente. Es un drama, es una tragedia, es ágil, tiene una fotografía que cumple y coreografías que emocionan. Además está producida por la casa A24, es garantía de calidad en lo más vital, el guion.