Recientemente, hace unos días atrás, me tocó leer un reportaje en el periódico El Sol de Tijuana, en donde señalaban a Tijuana precisamente como la segunda ciudad más cara para vivir en México y también la cuarta ciudad con mayor poder adquisitivo en territorio nacional.

Y vaya que esto viene a colación porque precisamente son esos indicadores los que motivan a muchos mexicanos del interior del país a llegar hasta esta ciudad fronteriza con la esperanza de que les vaya mucho mejor que en sus estados de origen.

La bella Tijuana ha tenido que librar muchas batallas desde su fundación, comenzando con su topografía, su clima, y el desmedido crecimiento urbano que se ha venido dando en los últimos años con sus cerca de 2 millones de habitantes, creando con esto un caos en movilidad y también en acceso a vivienda.

Pero hay una batalla que lamentablemente no ha podido librar en los últimos meses y esa tiene que ver con seguridad pública, para nadie es un secreto la hostilidad con la que esta problemática se ha recrudecido conforme avanza el tiempo.

En 2021, las autoridades municipales de Tijuana celebraron una disminución significativa en los homicidios, tomando en consideración que en el 2020 se habían registrado 2 mil 209 asesinatos en esta ciudad fronteriza, comparado con los mil 973 homicidios del 2021.

Iniciada la administración de la Alcaldesa Monserrat Caballero Ramírez, la primera edil fue muy clara en mencionar que la estrategia que ella y su equipo de Gobierno estarían implementando sería la de “contención”, lo cual les permitiría mantener o disminuir los números de ejecuciones heredadas, es decir no superar por ningún motivo los 2 mil asesinatos.

Sin embargo, tal compromiso con los tijuanenses no funcionó, ya que no sólo no se pudo contener la numeraria, sino que además se incrementó, superando la cifra hasta colocarse en los 2 mil 058 homicidios.

Desde el 2010, Tijuana había dejado de ser la ciudad más violenta de México, gracias a un esfuerzo sobrehumano que se hizo con las fuerzas armadas, el Ejército y la Marina, la sociedad civil organizada, la academia, grupos religiosos, empresarios, el entonces Alcalde Jorge Ramos Hernández y el Gobernador de Baja California José Guadalupe Osuna Millán.

A nivel nacional Tijuana fue un gran referente de cómo sociedad y Gobierno, junto a sus fuerzas armadas, lograron pacificar sus calles y recuperar los espacios públicos que les había arrebatado el crimen organizado.

Esa paz duró todavía unos años más adelante, pero el exceso de confianza de los siguientes gobernantes hizo bajar la guardia y en ese momento el crimen volvió a cobrar fuerza como hasta lo que en los últimos meses hemos visto, asesinatos todos los días.

Esta semana, la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Rosa Icela Rodríguez, presentó en la mañanera del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador el informe de seguridad que vino a revelar lo que los números ya nos anticiparon, un repunte del 7.7 por ciento en los homicidios dolosos registrados en diciembre, comparados con noviembre del 2022.

Las cifras presentadas nos hablan de que en 2022 se registraron 30 mil 968 homicidios dolosos en la República Mexicana, colocando a Baja California como la segunda entidad donde más ejecuciones hubo, alcanzando los dos mil 728 homicidios, siendo el primer lugar para Guanajuato con 3 mil 260 homicidios y el tercero para el Estado de México con 2 mil 728 homicidios dolosos.

Por si estas vergonzosas cifras no fueran suficientes, el mismo informe de seguridad vino a revelar que de los 50 municipios “prioritarios” para el gobierno de AMLO, Tijuana se coloca de nueva cuenta como la ciudad más violenta de México.

Figúrese usted estimado lector, que de los dos mil 728 homicidios dolosos registrados en Baja California durante el año pasado, en nuestra querida Tijuana se cometieron mil 816. En la lista le siguen Ciudad Juárez (Chihuahua) con 864 homicidios dolosos que la colocaron en el segundo lugar de las ciudades más violentas del país; en tanto que León (Guanajuato) el tercero con 616 homicidios dolosos y Cajeme (Sonora) el cuarto lugar con 502 homicidios dolosos.

El año pasado vimos llegar a miles de guardias nacionales y elementos del Ejército Mexicano a Baja California, gran parte de ellos concentrados en Tijuana, pero aún y con toda esa presencia, nada impidió que Tijuana se convirtiera de nueva cuenta como la ciudad más violenta de todo el territorio mexicano.

Hace unos días se anunció el arribo de 500 guardias nacionales a esta ciudad fronteriza para reforzar las acciones de seguridad en el que hasta hoy es el municipio más inseguro de México, así que habrá que analizar en lo consecuente cómo se comportan las cifras durante los próximos meses y si la Alcaldesa Monserrat Caballero por fin anuncia el cambio en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Tijuana o decide continuar con lo mismo que hasta ahora poco o nada le ha dado los resultados esperados y exigidos por los tijuanenses.

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