Pinocchio de Guillermo del Toro nos invita a la desobediencia fundada, el ganador del Oscar le dio profundidad y carisma a la icónica marioneta. La película animada toma como base la historia de Carlos Collodi, de 1882, con una estética brusca, por momentos grotesca pero encantadora. La trama tiene el ritmo ágil y vemos la evolución de los personajes con la suficiente profundidad que se aleja de lo que Disney produjo en 1940 y es mucho más distante de lo que presentó Disney Plus en este 2022.
Durante la historia vemos la evolución de la relación paternal entre Gepetto con la marioneta Pinocchio. Gepetto perdió a su hijo Carlo durante un bombardeo en el fascismo italiano, en la época de guerra de Benito Mussolini durante la década de los 40 en Italia. Ante el deseo de recuperar a su hijo, Gepetto fue escuchado por un ser espiritual que le dio vida a Pinocchio quien se aventurará a enfrentar la vida tratando de simpatizar con su padre, mientras que Gepetto vivirá el duelo, la muerte y la responsabilidad paternal.
Lo altamente destacable es la técnica y la narrativa. La animación en Stop Motion, de fotografiar y producir cuadro por cuadro cada escena es un aspecto que se nota y luce. Las texturas, la iluminación, los contrastes son una delicia que debe apreciarse en pantalla grande. El ritmo de la trama nos hace ágil una historia bien escrita, ejecutada y actuada. Las expresiones, las emociones y motivaciones se aprecian en todo momento.
En la narrativa, es atrevida la estrategia para abordar el fascismo italiano, los comentarios que cuestionan y la presencia de Mussolini es desafiante para una animación que, aunque la pueden apreciar niños, aborda temas que exigen atención y contexto para apreciar la historia.
Por todas partes se nota el sello de Guillermo del Toro; escribió con Patrick McHale; produjo con Corey Campodonico, Lisa Henson, Gary Ungar, Alexander Bulkley y dirigió con Mark Gustafson; una muestra de hacer equipo durante al menos tres años que se tomó el proyecto para desarrollar una historia que en diferentes niveles habla amenamente de la muerte, del duelo, de las adicciones, de los sueños, la crueldad de la guerra, la inocencia, la explotación laboral y de política; de esa manera se aleja de la simple enseñanza de consecuencias por no portarse bien que se nos mostró en las pasadas animaciones.
Probablemente lo más débil son los números musicales, que cobran partes importantes de las escenas y que les falta emotividad para lograr ser memorables.
Pinocchio podría ser un ejemplo para demostrar que con pasión y cultura se pueden producir materiales entretenidos y ricos en cultura.
Es altamente recomendable para ver en familia, para conmoverse con una historia y sorprenderse de la complejidad de una reinvención de una historia que creímos ya no era necesario retomar.