Megalodón dos, el gran abismo, puede sentirse como un homenaje a Steven Spilberg en dos sentidos: como la real heredera de Parque Jurásico de 1993, es lo que cualquier fanático de Jurassic World de 2015 hubiera esperado de su secuela. Por otra parte, una referencia clara a Tiburón de 1975. Aunque este nuevo, gigante y prehistórico tiburón tiene la misma sensación de aventura, tiene un guion alocado alejado de la lógica, lleno de adrenalina, ágil, emocionante, no tiene miedo a sacrificar personajes, da giros de tuerca y amenaza con proponer historias alrededor de la mitología que ha crecido desde 2018.
En Megalodón dos, conocemos la historia de una empresa minera que explota el ecosistema virgen en la profundidad del mar para extraer metales muy costosos y además desafía a la naturaleza tratando de domesticar a un ejemplar bebé de los tiburones prehistóricos. Al detectar anomalías en el mar profundo, Jonas Taylor, interpretado por Jason Statham, y su tripulación bajarán para estabilizar la amenaza y encontrarán traición y amenazas que pondrán a prueba sus habilidades por hacer justicia, salvar sus vidas y evitar una catástrofe mundial si los Megalodones llegaran a dominar al mundo que conocemos. Todo en una aventura fuera de toda lógica en una historia que invita a desconectarse de todo.
Los guionistas Dean Georgaris, Jon y Erich Hoeber comprendieron muy bien la lógica del universo donde está la historia. Retomaron elementos de Avatar de James Cameron y de Jurassic Park de Steven Spilberg y lo llevaron a extremos irónicos muy agradables. Siempre hay acción en la película dirigida por Ben Wheatley.
De Parque Jurásico, está la amenaza, los dinosaurios, lo prehistórico contrastando con la actualidad. De este grupo de inadaptados que se consideran familia hay un personaje insoportable e imprudente, el de Meiyig, interpretado por Shuya Sophia Cai que funciona para alargar las escenas de acción.
Visualmente, la profundidad del mar es más rica, atractiva, colorida y poblada, una propuesta más completa que otras historias desarrolladas recientemente bajo del mar.
La historia es entretenida, divertida, no se toma en serio, es Rápido y Furioso con dinosaurios y bajo el agua, inundada de chistes y grotesca violencia en donde los únicos que se salvan son nuestros agradables e irresponsables protagonistas. En ese plano, es familiar, perfilada más a los jóvenes que solo la quieren pasar bien.
Megalodón amenaza con regresar, en esta entrega nos presentan a un kraken y a unos ejemplares de dinosaurios que perfectamente pudieron haber sobrevivido en el acto final y regresar. Si la secuela llegó cinco años después, la taquilla nos dirá si habrá otra aventura en la que Jonas nos vuelva a salvar de la extinción humana en una aventura en la que simplemente te la pasas bien.