La cifra oficial habla de más de 220 mil muertes por Covid-19 en México, pero hay quienes aseguran que las víctimas podrían ser 600 mil.  Cualquiera que sea la realidad, es grande la tragedia causada conjuntamente por el virus, el cuestionable manejo de la pandemia y la lentitud con la que se ha desarrollado el plan de vacunación.

Para el 13 de mayo, el 11.63 por ciento de la población susceptible de ser inmunizada había recibido el esquema completo de vacunación en el país. A este ritmo, pasarán muchos meses antes de que se alcance la llamada “inmunidad de rebaño”, que nos devuelva la confianza y permita la reanudación de las actividades económicas.

No intento demeritar el esfuerzo de quienes han participado en el proceso de vacunación.  El problema radica en la limitada disponibilidad de vacunas, hacen falta millones más y el gobierno federal no ha podido con el paquete. 

Cabe mencionar también la confusión creada aquí por las propias autoridades, que generan un enredo al tratar de explicar lo que sigue con los segmentos etarios, primeras y segundas dosis, las diferentes vacunas y los sitios de vacunación.  No han logrado establecer un mecanismo claro, oportuno y eficaz para informar a la población, que todos los días se pregunta cuándo y dónde.  Información particularmente sensible, si hablamos de personas mayores de 60 años.

Y eso no es todo, más confusión produce el gobierno con la coloración del semáforo de riesgo epidemiológico y las restricciones que, supuestamente, corresponden a cada uno.  Cada vez que ha sido necesario cambiar de color, se aplican o se levantan algunas restricciones, pero al volver ya no es igual.  Según parece, todo depende de la gravedad del momento, el número de hospitalizaciones, la presión que ejerza el sector económico y las consideraciones que se hacen en las oficinas de gobierno.

Otras contradicciones han surgido desde la Secretaría de Relaciones Exteriores, en la Ciudad de México, donde no se han enterado que el ingreso terrestre desde Estados Unidos jamás ha tenido una sola limitación. 

Mucho se ha especulado sobre el mal manejo de la pandemia y el papel que ha jugado Hugo López Gatell, el funcionario que declaró en junio de 2020 que 60 mil muertes por Covid-19 solo se presentarían en un caso extremo, “catastrófico”.  Al ritmo que se presentan los contagios y los decesos, es posible que un año después de su optimista afirmación, México alcance una cantidad tres veces mayor. 

Nunca sabremos cuántas muertes habría sido posible evitar si, en un principio, nuestro gobierno no hubiera tomado las cosas tan a la ligera.  La historia se encargará de hacer ese juicio.

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