Los baches, esos molestos huecos en las calles y avenidas, han sido una constante en las ciudades mexicanas.

Aunque a simple vista parecen solo un problema, en realidad tienen un impacto más profundo. Veamos por qué:

  1. ¿Por qué son buenos?
    • Aunque suene paradójico, los baches pueden tener algunos beneficios indirectos. Por ejemplo:
      • Desaceleración del Tráfico: Los baches obligan a los conductores a reducir la velocidad, lo que puede contribuir a una conducción más segura.
      • Conciencia Vial: Al esquivar baches, los automovilistas están más atentos a su entorno y a las condiciones de la carretera.
  2. ¿En qué ayudan?
    • Los baches, aunque problemáticos, nos recuerdan la importancia de mantener la infraestructura vial. Su presencia nos impulsa a exigir reparaciones y mejoras.
    • Además, los baches son una especie de “termómetro” de la calidad de las carreteras. Si hay muchos baches, es probable que existan otros problemas subyacentes en la infraestructura.
  3. ¿Cuáles son los baches más famosos?
    • Aunque no son famosos en el sentido positivo, algunos baches han dejado huella:
      • El Cráter de Insurgentes: Ubicado en la Ciudad de México, este bache ha sido objeto de memes y leyendas urbanas. Su tamaño y profundidad lo convierten en un “monumento” de la mala infraestructura.
      • El Abismo de Guadalajara: Otro bache legendario, ubicado en la capital de Jalisco. Su fama se debe a su tamaño descomunal y a las peripecias de los conductores para evitarlo.
      • El Socavón de Puebla: Aunque técnicamente no es un bache, merece mención. Este enorme agujero se formó en una carretera de Puebla y se tragó un automóvil. Su aparición fue impactante y generó debates sobre la seguridad vial.

En resumen, los baches, más allá de ser molestias, nos hacen reflexionar sobre la importancia de mantener nuestras calles en buen estado. Quizás algún día, en lugar de baches, tengamos carreteras más suaves y seguras.

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