Mi papá murió joven, hacia un mes que había cumplido sesenta años. Apenas hacía dos años le habían diagnosticado esquizofrenia paranoide y comportamiento obsesivo compulsivo, dos trastornos con los que vivió desde su adolescencia con una serie de conductas que desde que yo era niña se normalizaron por la ignorancia de toda la familia.
La generación en la que le tocó crecer a mi papá, la generación que lo formó, no contaba con información ni herramientas adecuadas para identificar su trastorno mental. Nuestra falta de educación al respecto, la poca importancia por atender o invertir en la salud mental, nos hizo reconocer hasta que él tenía cincuenta y ocho años que su mente estaba enferma, y así para cuando mi padre fue diagnosticado ya había ¨vivido¨ décadas de paranoia y destierro familiar voluntario, cientos de conflictos con todo el mundo, conflictos consigo mismo y el camino hacia su propio deterioro.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Psiquiatría, Ramón de la Fuente en 2018 por cada 100 personas en México, hay 1 persona padeciendo esquizofrenia y 1 padeciendo trastorno obsesivo compulsivo.
La esquizofrenia paranoide hace que quien la sufre desconfié de TODO literalmente de todo y de todos, el miedo constante es que los demás te quieren perjudicar o que la realidad es amenazante y estar bajo este temor de intimidación constante predispone a estar a la defensiva o bien ser agresivo todo el tiempo, hecho que a todos los que estuvimos a su alrededor, a TODOS impactó.
¨En los esquizofrénicos la empatía (función social básica en las relaciones sociales) está alterada, muestran dificultad para percibir e interpretar los sentimientos y reacciones de los otros, además no logran mantener un trabajo o un vínculo estable por sus conductas inapropiadas o agresivas¨ afirmó Dania Lima, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM, en su investigación llevada a cabo en 2013, en la que también señala que en ese año había medio millón de esquizofrénicos en México y la mitad de ellos no recibía tratamiento.
El padecimiento de mi padre lo hizo ser un padre ausente, su paranoia manifestada a través de celos fue la causa principal de su separación con mi madre, su comportamiento siempre fue errático, impredecible, e incomprensible, ya separado de mi madre, él se desaparecía por meses, dejaba de proveer a su familia y se ocultaba de nosotros, obviamente la interpretación que le dábamos a su conducta no era con ojo clínico. Su distancia y comportamiento siempre se sintió como un profundo desinterés hacía sus hijos y su familia, y es una posibilidad que así fuera, ahora que considero que por su mente había una angustia permanente que lo mantenía en estado de alerta constante, alejarse de su familia probablemente representaba para él un descanso.
El DSM-5 define a la esquizofrenia como un trastorno psicótico que afecta la percepción, el pensamiento, el afecto y la conducta de los pacientes, deteriorando su funcionamiento familiar, escolar y social. Mientras que la CIE-11 describe a la esquizofrenia como un trastorno caracterizado por distorsiones en múltiples dominios tales como pensamiento, conducta, afecto, volición, cognición y percepción, considerándose como síntomas centrales los delirios, las alucinaciones persistentes y el trastorno del pensamiento.
Llegue a topar a mi padre en la calle, muchísimas veces, mi padre huía generalmente del contacto físico, así que al toparlo generalmente evitaba abrazos, él no saludaba de mano a nadie, su justificación, que estaba sucio por el esmog y polvo de las calles o el trabajo. Sus escasas visitas a mi casa o a mi trabajo se hacían notar por que tenía el hábito de dejar por todos lados pequeños papelitos, todos los objetos los manipulaba a través de papel higiénico o bolsas de plástico por temor a ensuciarse, cerraba puertas, movía sillas, usaba plumas o cualquier otra cosa protegido del contacto directo. Al final los delirios cada vez más intensos no le permitían mantenerse en un espacio o habitación, sus alucinaciones se intensificaron.
La vida de estrés, ansiedad y desconfianza que había llevado, le costó la ¨vida¨, los detalles que describo aquí sobre mi padre son muy superficiales, pero es un hecho su paranoia fue determinante para que se deteriorara su salud no sólo mental sino física, mi padre murió de un infarto agudo al miocardio, a causa de una diabetes mellitus que se desconoció hasta el día de su muerte y que jamás se le diagnostico en vida, porque él no lo quiso ni lo permitió.
Según el Censo 2020 la población total en Tijuana es de 1 millón, 922 mil, 523 habitantes, lo que nos lleva a calcular a una población de casi 19,225 personas padeciendo esquizofrenia en nuestra ciudad, si el cálculo fuese real ¿en dónde están? ¿quiénes son? ¿se han diagnosticado? ¿llevarán algún tratamiento médico? ¿cuentan con apoyo psiquiátrico o psicológico? ¿qué es de sus familias?
Es urgente que México programé una educación en este sentido, que se reconozca la importancia de la salud y el bienestar mental, que el monitoreo de la salud mental se lleve a cabo de manera obligada, que no se minimicen ni se normalicen conductas erráticas atribuidas a la personalidad o al carácter de las personas, es bien sabido que un diagnóstico oportuno brinda posibilidades de tratamiento, cuidemos a nuestros niños y jóvenes, valoremos nuestra salud mental y la de los que amamos.
Fuentes:
https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/599157/Esquizofrenia_en_Ni_os_y_Adolescentes..pdf
https://www.senado.gob.mx/64/gaceta_del_senado/documento/98907