Brendan Fraser se lleva la película, hace un gran papel en toda la extensión de la palabra. En La Ballena hay intensidad, hay amor, hay olvido, drama, violencia y odio, muchos sentimientos que contrapuestos nos expone una intensidad que sólo la vida cotidiana y sus problemas nos puede atraer. La Ballena se hace notar y es majestuosamente incómoda y sensible, es una de las obras que se deben ver y siempre nos podremos identificar.
La Ballena nos cuenta la historia de Charlie, interpretado por Brendan Fraser, un padre de familia sumido en una depresión por haber perdido al amor de su vida y en sus últimos días tratará de reconciliarse con su hija que la abandonó con su madre hace ochos años. Ellie, interpretada por Sadie Sink, confrontará a su padre por el distanciamiento y la decisión de abandonar su hogar cuando se emparejó con su nuevo amor y así se reconoció como homosexual. La relación llena de reproches será difícil, intensa y dramática entre la fuerza adolescente y la desesperación de un hombre que lleva años en el camino del fatal autoabandono.
A destacar que La Ballena es una adaptación de una obra teatral y que su guión a cargo de Samuel D Hunter aprovecha la carga de los diálogos que obliga a poner atención en los detalles, los reproches y las reflexiones durante la historia que cronológicamente se desarrolla en una semana trágica. Fraser entrega un personaje dolido, apasionado y desilusionado que ve en su hija una última oportunidad de hacer lo correcto en su vida que está por terminar por problemas cardiacos.
En la cinta se habla de problemas comunes, la depresión, la pérdida de un ser amado, la desconexión con la familia y hasta el descuido o autoabandono en momentos difíciles de enfrentar y digerir. Es admirable que una historia tan fuerte e intensa se desarrolle en un pequeño departamento de un profesor.
El personaje de Charlie nos dará los matices suficientes para amarlo y odiarlo, comprenderlo y reprocharle, pues todo lo que hace es por amor, un sentimiento que lo ciega y lo hace cometer actos contrastantes.
La película narra una historia común porque se trata de los problemas que puede tener una familia, las subtramas y problemas van desde la dificultad de alcanzar unas llaves, de los atracones de comida en momentos complicados y de encontrar la motivación en la rutina.
El ritmo es ágil y los diálogos son las escenas de acción es esta historia que demanda atención. Todas las actuaciones son oportunas, con el tono ideal y no tiene desperdicio. No hay manera de no amar a La Ballena; sí la volveré a ver en el cine, la productora A24 lo volvió a hacer.