La cuarta entrega de Kung Fu Panda ahora nos habla de la madurez, de pasar a las siguiente fase de la vida y lo hacen en 90 minutos de película en una saga que se ha destacado por ser directa, con una moraleja sencilla y con una carga dramática y de comedia que termina por atrapar a toda la familia. Kung Fu Panda 4 lo vuelve a hacer y es divertida la historia que retratan, llegas de clichés y lugares comunes, pero trasladados al mundo de las artes marciales.
Ahora el panda Po debe madurar y el maestro Shifu le pide usar el báculo de Oogway para encontrar su perfil como guía espiritual y empiece con la búsqueda de su sucesor como el Guerrero Dragón. Pero aparecerá la Camaleona, una amenaza en China que busca apoderarse de las habilidades y técnicas del Kung Fu de los peores villanos en el Valle de la Paz, a quien Po deberá detener para evitar poner en riesgo al mundo entero, y lo hará solo con la compañía de Zhen, una pequeña zorrita ladrona que conoce sobre las intenciones de la mafia de la Camaleona y domina algunas técnicas del Kung Fu.
En general, la película es de tres estrellas de cinco. La animación y el ritmo de la trama juegan a favor de la historia que se siente ágil y fácil de entender. Pero lo que marca una gran diferencia es la tecnología que ha empleado Dreamworks en sus últimos trabajos y ahora se pone a la par de las texturas hiperrealistas de las escenografías y los personajes, así como en sus movimientos.
El guion de Jonathan Aibel, Glenn Berger y Darren Lemke está afianzado en el perfil de Po porque conocen a su personaje al haber estado involucrado en el resto de la saga; pero es extraño que entre los tres no hayan dado una respuesta sólida a la ausencia de los Cinco guerreros, que por cuestiones presupuestales no aparecen, pues sus voces en inglés son de Angelina Jolie, Jackie Chan, Lucy Liu y Seth Rogen. Incluso en la reaparición del villano Tai Lung, sus diálogos a cargo de Ian McShane son muy breves y poco climáticos.
En esencia, Kung Fu Panda 4 es una calca al guion de Zootopia de Disney de 2016 donde una policía debe confiar en un delincuente y permitir su redención, así como romper estereotipos sociales que limitan los roles de cada personaje. Incluso, toman elementos prestados de otras películas como Pets, que se siente como si algunas partes de la historia ya las hubiéramos visto, lo que hace predecible al climax y desenlace de la historia.
Aunque tiene mejor producción, más agilidad, más claridad en el planteamiento del problema, quedan muy débiles los personajes de Shifu y de Po, que pareciera que Mike Mitchel y Stephanie Stine tenían la intención de dirigir la película final de la saga pero el inicio a aventuras en series o un reinicio de la franquicia con otra Guerrera Dragona que venció otros estereotipos a los que Po superó en la primera entrega, que sigue siendo la mejor de la saga.
Es divertida, está bien diseñada, su guion es flojo, fácil y cliché que la pone al nivel de cualquier otra secuela del panda, pero muy lejos de la primera entrega en 2008. Salvo que ahora Jack Black se vuelve a apoderar de la banda sonora y revive el clásico de Britney Spears, Baby One More Time de 2009 con el pretexto de la señal del panda para elegir a su sucesor.