En un giro reciente, ciudadanos estadounidenses han estado cruzando la frontera hacia Tijuana, México, para adquirir medicamentos.

Este fenómeno ha sido impulsado por diversas razones, principalmente económicas, de calidad y legales.

Desde el punto de vista económico, los precios más bajos en México son un gran atractivo. Los medicamentos en Tijuana pueden costar una fracción de lo que los pacientes pagarían en Estados Unidos. Por ejemplo, la insulina, vital para diabéticos, se puede obtener por menos del 10% de su precio en EE. UU. en farmacias de Tijuana.

En términos de calidad, los medicamentos disponibles en México deben cumplir con estándares establecidos por la COFEPRIS, asegurando que los productos sean seguros y efectivos. Además, la Comisión Coordinadora para la Negociación de Precios de Medicamentos e Insumos para la Salud trabaja para garantizar condiciones de compra favorables.

Legalmente, la situación es compleja. Aunque la FDA advierte sobre los riesgos de comprar medicamentos fuera de EE. UU., muchos estadounidenses encuentran en México una solución accesible y, en muchos casos, la única opción para obtener sus tratamientos. La ley mexicana permite la venta de ciertos medicamentos sin receta, lo que facilita estas compras transfronterizas.

Este comportamiento destaca la necesidad urgente de reformas en el sistema de salud de EE. UU. que permitan el acceso a medicamentos asequibles y de calidad para todos sus ciudadanos.


La información presentada se basa en datos verificados hasta el año 2021. 

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