Conforme más se agudiza el tráfico vehicular en Santa Fe, cada vez son más las voces que coinciden y reclaman la construcción de nuevas rutas alternas que permitan a los habitantes de todos los desarrollos asentados al Sur de Santa Fe, entrar y salir de sus comunidades sin tener que enfrentar toda una travesía que les cuesta horas de tiempo y recurso por la gasolina que consumen los vehículos mientras avanzan a vuelta de rueda para salir por el Puente Santa Fe que conecta con el Bulevar Cuauhtémoc Sur.
El pasado 22 de febrero dimos cuenta en la columna “Glorieta Santa Fe en el Limbo”, publicada en porsialguienpreguntaba.info, que la obra en cuestión había sido cuestionada desde que comenzó a construirse y la autoridad municipal encabezada por la Alcaldesa Monserrat Caballero Ramírez, justificó que la glorieta en cuestión había sido elegida dentro de las cinco mejores alternativas viales que desfogarían el tránsito vehicular en este importante sector de Tijuana.
Durante su construcción, la Glorieta Santa Fe ocasionó un sinnúmero de inconformidades de los residentes de Santa Fe y todas sus secciones, así como a los vecinos del Sur de Santa Fe como lo son los fraccionamientos El Rosario Segunda Etapa, Lomas Santa Fe, Viñas del Mar y Cedros.
Si bien su construcción fue una locura para entrar y salir de Santa Fe, la población resistió creyendo que al final, si el Ayuntamiento de Tijuana ya había anunciado que la glorieta vendría a ayudar a desfogar el tráfico vehicular, definitivamente sería un respiro y esa tortura habría valido la pena.
El tiempo revelaría que el Ayuntamiento de Tijuana, lejos de solucionar de fondo el problema de movilidad en Santa Fe, lo empeoró porque no se construyeron nuevas rutas alternas que permitiera un respiro a ese problema.
De entrada, la modernización a base de concreto hidráulico del bulevar el Rosario, el cual involucra precisamente a la Glorieta Santa Fe, costó al erario público más de 92 millones de pesos, sí, así como lo lee estimado lector, un mundo de dinero.
En este sentido, habrá que ver exactamente cuánto miles de pesos realmente costó la construcción de esa tan cuestionada glorieta y también cuánto más costará a los tijuanenses su respectiva destrucción.
La Alcaldesa Monserrat Caballero Ramírez anunció en medios de comunicación la semana pasada, que ocho de cada diez residentes de Santa Fe dijeron que se quitara la glorieta mediante una “encuesta” que nadie sabe a ciencia cierta cuándo inició y mucho menos la transparencia con la cual se hizo, porque lejos de contar con el aval ciudadano fue por demás cuestionada por estar lejos pero mucho muy lejos de ser una consulta ciudadana.
No es para menos, los habitantes del sector Santa Fe esperaban urnas, horarios y lugares establecidos para participar, difusión por redes sociales y medios de comunicación de este tan importante ejercicio de participación ciudadana, además de que se contara con todos los candados que dieran certeza al proceso.
Lamentablemente no ocurrió así, a todos los vecinos de Santa Fe los tomó de sorpresa la aplicación de la encuesta a través de la plataforma electrónica www.pulsourbano.com.mx/glorieta/, de la cual se desconoce quién la creó y lo más importante, cuánto costó hacer uso de ella para aplicar la tan cuestionada encuesta.
Así que ahora, los residentes de la zona tendrán que irse preparando psicológicamente para volver a enfrentar mucho más caos por la destrucción de la Glorieta Santa Fe y en su lugar ver altos o semáforos si bien les va sincronizados, pero con el mismo problema de siempre, sin contar con nuevas rutas alternas.
Definitivamente que la decisión de la Alcaldesa de Tijuana, Monserrat Caballero Ramírez, de avalar una encuesta que desde un principio careció de transparencia, le terminará costando políticamente y verá esfumada su intención de reelegirse en el 2024, porque los miles de residentes de Santa Fe tendrán muy presente que su Gobierno construyó obras que en nada ayudaron a resolver el grave problema del tráfico vehicular pero que tampoco impulsó la construcción de nuevas rutas alternas por la excusa de siempre, que el Municipio no tiene recursos para eso.