El Partido Acción Nacional fue, sin lugar a dudas, la institución política que, con estabilidad y responsabilidad, propició la democratización de México en las últimas décadas del siglo pasado.

No podríamos entender nuestro México plural sin el trabajo permanente, respetuoso pero enérgico del Partido y sus Liderazgos.

En la última etapa, la Campaña Presidencial de 1988, encabezada por Manuel Clouthier, derivó en cambios institucionales que permitieron los resultados electorales de pluralidad que se dieron en los últimos 30 años.

Se creó el Instituto Federal Electoral independiente del Ejecutivo Federal, se creó la Credencial para Votar con Fotografía y se ha venido construyendo en todo este tiempo un marco legal que permita que tengamos elecciones competidas en nuestro País.

Sin embargo, el PAN ha sido víctima de su propio éxito. En la cúspide del mismo tenemos el triunfo electoral en la Presidencia de la República de Vicente Fox en el año 2000. Momento en el que se tuvo la posibilidad de transformar de fondo a México impulsando nuestra Agenda de Nación en todos los ámbitos de la vida pública. Ya lo hacíamos con mucho éxito en cientos de municipios y en varias gubernaturas. Solo faltaba el eslabón Presidencial para cerrar esta pinza en nuestra historia.

Sin duda, se aceleraron y consolidaron los cambios que por generaciones habíamos impulsado desde la oposición. La independencia de poderes y respeto a los órdenes de gobierno, el respeto a la libre expresión de las ideas, la estabilidad económica y la transformación del sistema de salud, son algunos de los grandes logros de 12 años de gobiernos federales Panistas.

Sin embargo, la vida interna del Partido se transformó en muchas expresiones hacia un mecanismo de control como el que por décadas criticamos y combatimos.

El Partido se “cerró” para impedir que nuevos integrantes se sumaran, con el fin de “controlar” la sucesión de candidatos que formaban gobiernos, la voz opositora del Partido nunca encontró un espacio eficiente respecto a gobiernos de “su” procedencia, y la militancia se nutrió, en muchos casos, de grupos corporativizados y controlados desde las estructuras de los propios gobiernos.

En este espacio editorial, que agradezco a los organizadores y convocantes, me permitiré compartir mi visión sobre los retos que hoy tiene el PAN para seguir siendo un instrumento de promoción del Bien Común en nuestra Patria.

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