Simplemente por el atrevimiento a contar una historia de acción sobre la comunidad Rarámuri, su cultura en el deporte y los riesgos que enfrentan ante el asedio del crimen organizado, es motivo suficiente para ver Correr para Vivir, la ópera prima de Gerardo Dorantes. Una historia bellamente retratada, con un argumento con buenas intenciones, un guion melodramático y actuaciones acartonadas; la película logra el objetivo y demuestra que el cine mexicano tiene historias poco exploradas.
Correr para Vivir es la historia de los hermanos Capó y Omero, interpretados por Manuel Cruz Vivas y Vladimir Rivera, dos jóvenes rarámuris que sueñan con participar en carreras internacionales y ser reconocidos como corredores. Capó se convierte en padre de familia y se siente presionado social y económicamente que opta por involucrarse con el crimen organizado como mensajero de paquetes de droga entre la Sierra Tarahumara y la frontera con Estados Unidos. Su participación en el crimen se complicará y terminará involucrando a toda su familia en una opresión hasta pagar una deuda por la pérdida de mercancía.
La vida en la Sierra Tarahumara ha sido muy poco retratada en la ficción y en el trabajo de Gerardo Dorantes hay compromiso por capturar una historia esperanzadora y trágica de una de las zonas más olvidadas de México. Tres de cinco estrellas, Correr para vivir es una buena propuesta del cine mexicano.
Correr para Vivir funciona como una historia de acción, la trama se sostiene con el riesgo del crimen organizado entre las comunidades indígenas y las oportunidades que les brinda el tráfico de droga. Con ese miedo y desesperanza es como nuestros protagonistas se desarrollan; y sus travesías y persecuciones son un gran atractivo para la aventura. Están bien sustentadas y asombrosamente bien retratadas, incluso son atractivos los encuadres, artísticos los emplazamientos de cámara tanto en las escenas de acción como en las elipsis.
Aunque todos los personajes tienen una carga de estereotipos; el personaje del entrenador norteamericano Norman Nelson, interpretado por Martijn Kuiper, rompe con el ritmo y el tono de la película, pues está caricaturizado y torpemente es el retrato de un busca talentos en la sierra Tarahumara.
Por lo atrevida en el tratamiento de la historia, abordar personajes y comunidades poco retratados y desplegar calidad y talento en la técnica para retratar y editar una historia de acción en México, es muy recomendable ver Correr para vivir.