Seguramente habrá más películas de Amy Winehouse, debido al talento y la intensidad en la composición e interpretación de las canciones que logró el legado de la artista londinense. La película de Back to Black de Sam Taylor-Johnson es un intento en el tono del melodrama simplista que deja de lado aspectos básicos. Pese a la buena voz de Marisa Abela que interpreta a Winehouse; a la recreación de conciertos; la película termina siendo una imitación que no explora las motivaciones de la vida de la cantante ni de quienes la rodean.
Back to Black lleva el nombre del último disco de Amy Winehouse que a sus 21 años conoce Blake Fielder-Civil, interpretado por Jack O´Connell, con quien sostuvo una relación autodestructiva e inmersa a sustancias adictivas, en medio de agresiones y advertencias peligrosas. Amy contraerá matrimonio en una dinámica violenta que solo la cárcel los separará. Mientras Blake en la penitenciaría se desintoxica y se divorciará de Amy; el dolor de la ruptura la inspirará a su segundo disco dedicado al amor que terminó. Winehouse caerá en adicciones bajo el acoso de los medios de comunicación y perderá la vida por intoxicación luego de una recaída con alcohol tras pasar de dos años de abstinencia.
Aunque es simple de ver y cumple con el retrato, la película es de dos estrellas de cinco. La inconsistencia principal es el guion. Matt Greenhalgh se desorientó y escribió un guion que le falla a quienes no son fanáticos de Amy y fracasa con quienes sí lo son, pues está planteada como novela obviando detalles de espacio y tiempo, sin dimensionar la importancia de Amy en la música; para los fans, la historia la carga como la única culpable de su desgracia, reflejando a un carismático esposo y a un permisivo padre, ambos inocentes en la pelicula; mientras que en la vida real está documentada su negligencia y sus abusos.
Es muy doloroso ver la caída y el factible desenlace de una vida en un proceso autodestructivo sin que nadie intervenga para ayudar y eso se retrata en Back to Black, la película biográfica de Amy Winehouse que aborda cuatro se sus últimos años más contrastantes. La película trata de retratar una época en el que Amy confunde el amor con la codependencia y la autodestrucción, viviendo un proceso reflejado en las letras de sus canciones más famosas en donde narró intensamente el dolor de caer en la espiral de duelo y pérdidas que la lleva al lado más oscuro de su vida.
Lo que le falta a la película es dimensionar la importancia de Amy, de como trabajó sus sentimientos más intensos de la ruptura y la pérdida para componer un disco reconocido por su mezcla de ritmos y estilos, dando como resultado un soul que transitaba entre el pop y el indy. Incluso su relación con sus padres, los abusos de su padre, la violencia con su esposo; son detalles que se abordan superficialmente que impide dimensionar la complejidad de Amy y su relevancia en la cultura popular.
Termina siendo una película biográfica al estilo de Marley, One Love de 2024 o de Boemian Rhapsody de 2018; películas que lucen más como parodias o imitaciones, a actuaciones o interpretaciones artísticas.