Aquaman y el reino perdido, para algunos puede ser una película innecesaria, genérica y predecible, pero realmente es entretenida y un experimento para el director James Wan para explorar en el género de los súper héroes e instalar el terror, el horror y efectos especiales bajo del agua. Es una desangelada despedida del Universo Cinematográfico de DC Comics para reiniciar la saga bajo la dirección de James Gunn.
Aquaman el reino perdido, es el regreso del villano Black Manta, interpretado por Yahya Abdul Mateen II, que se ha mantenido más de cuatro años en la clandestinidad planeando vengar la muerte de su padre y asesinar a Arthur Curry, Aquaman, interpretado por Jason Momoa. Black Manta encuentra un mágico y oscuro tridente que mantiene el alma de un antiguo guerrero del reino perdido que le promete un poder descomunal a quien lo libere y permita ser el todo poderoso de los reinos del mar. Aquaman tendrá que pedir la ayuda y liberar al Rey Orm, interpretado por Patrick Wilson, y juntos tendrán que descubrir la fuente de poder de Black Manta y derrotarlo para mantener al mundo tal y como lo conocemos.
En general, la historia suena congruente y su sinopsis promete, pero los múltiples conflictos que tuvo la producción se reflejan en el guion y la edición de lo que terminó siendo la despedida de Aquaman. La historia presenta personajes gratuitos que carecen de peso en la trama, como el hijo de Aquaman o el crustáceo que ayuda a Arthur y Orm en su misión.
En los efectos especiales, se siente como hay escenas con atención y detalle; contrario a las nuevas tomas en donde los trajes se sienten falsos y con carencias, como el caso del Rey Nereus, interpretado por Dolph Lundgren.
La película sí es entretenida, el guion predecible se debe a una depresión y saturación que hay en las historias de súper héroes mezclado con el temor de las productoras por atreverse a contar historias más drásticas; por lo que buscan que sean historias familiares y felices que dan como resultado una trama predecible, genérica, llena de acción.
James Wan aprovechó y jugó con el terror al usar a los espíritus y lo oscuro; también coloca un drama familiar, acción, aventura y efectos especiales que dan una sensación de homenaje a Jabba el Hutt de Star Wars, a Megalodon, a Indiana Jones y Walking Dead. Es disfrutable pero el guion coescrito entre Wan, Momoa y David – Leslie Johnson – McGoldrick, es un desastre, aunque tiene una premisa sólida, la aventura parece carecer de brújula, de sentido, de objetivos climáticos que construyan y amenacen a nuestros protagonistas, pero nunca hay un verdadero riesgo lo que termina debilitando la trama.